Denunciar relato
Ni por un segundo ha dudado en relegarme allí donde todo despojo se confunde ya en una gran mierda; y de allí al olvido, a la nada. No ha vacilado ni aun por ser en cierta manera hijo suyo, ella misma. ¡La muy ingrata !Habrán sido apenas un par de minutos, pero cómo han gozado sus dedos y ojos; los primeros entreteniéndome, los segundos extasiados ante tal escena de costumbres. Deberé asumir que este es mi sino, pronto seré deglución del contenedor de enfrente de casa; mientras, soportaré estoicamente que esas pútridas compresas se dirijan a mí, para humillarme, como cuajarón.
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