Jackie la mejor amiga de mi novia, la novia de mi amigo.
Por Luis Alfonso
Enviado el 18/04/2016, clasificado en Adultos / eróticos
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Habíamos pasado el fin de semana los cuatro en la playa. De regreso estaba conduciendo el coche mientras mi novia María ponía la música. En el asiento de atrás estaban mi amigo Antonio y su novia Jackie
La primera casa en el camino era la de mi novia y preferí dejarla a ella. Jackie se iba a bajar para quedarse con su mejor amiga, pero le dije que si quería la podía llevar hasta su casa. Así que se sentó en el puesto de copiloto y seguimos hasta la casa de Antonio quien vivía en el mismo barrio de mi novia. En casa de Antonio, Jackie se despidió con algo de distancia.
Para llegar a casa de Jackie tenía que conducir poco más de media hora. Sentada a mi lado pude verla mejor, era una mujer fascinante. Mi novia era bella pero Jackie era ese tipo de mujer que despertaba malos pensamientos: coqueta, pícara y seductora. Su melena rubia y su bronceado hacían un maravilloso juego. Sus piernas largas, delgadas y bien formadas se acariciaban entre ellas mientras su blusa descotada mostraba su espalda desnuda. Me recordaba a Cameron Díaz.
Eran las 4:00 pm cuando estábamos por su casa. Sólo habíamos desayunado, así que teníamos hambre. Le pregunté si quería comer algo y aceptó con una sonrisa.
Entramos a un restaurante y un grupo de chavales en la barra no le quitaban la mirada a Jackie. Yo bromeaba diciendo que estaba volviendo locos a los chicos del bar. Ella sonreía y caminaba con coquetería.
Mientras esperábamos al mesonero, Jackie fue al baño. Cuando se sentó me comentó entre risas que los chavales del bar la habían llamado "mujer prohibida" y que ellos pensaban que éramos novios.
Sólo me reí y le dije que se portara bien, que ella tenía novio. Me comentó que Antonio y ella acababan de terminar hoy mismo y que estaba libre.
También le comenté que las cosas con María estaban algo tensas porque ella se quería casar ese año.
- Yo lo sé Luis y me parece injusto la forma en que María te está presionando.
- Jackie, gracias por tus palabras.
- Tranquilo, llevo días preocupada por ti.
Cambiamos de tema, nos sirvieron la comida y entre cervezas y chistes ya estábamos desinhibidos. Nos pasamos la tarde conversando. Les seguimos el juego a los chavales quienes no dejaban de mirar a Jackie.
- Jackie, los tienes tontos. Los tipos ni respetan que yo estoy aquí. Voy a tener que darte un beso para que te dejen de mirar. (risas)
- Que cómico eres Luis, no me tientes por favor, mira que estoy un poco caliente porque Antonio y yo no estuvimos juntos en la playa.
Ella tomó su copa y bebió un poco mientras me miraba con sus ojos de hembra: “Luis acércate, tengo que decirte un secreto.”
Nuestros rostros se acercaron, ella paso sus labios frente a mi boca y me comentó entre risas: “casi te beso”
- Pórtate bien Jackie, no te voy perdonar si te resbalas.
Nos besamos suavemente en los labios y cuando estábamos comenzando a disfrutar el beso, un mesonero interrumpió y pidió que nos comportáramos.
Pedí la cuenta y salimos. Mientras caminábamos hacía el coche Jackie me detuvo en una calle oscura y me dijo: “yo quería seguirte besando”. Esta vez la intensidad del beso fue mayor, nuestra lenguas se encontraron para disfrutar de sus fluido mientras nuestras manos buscaban acariciar nuestros cuerpos.
Llegamos al coche, abrí la puerta del copiloto para que se sentara y cuando entré Jackie se rió con travesura:
- Me siento como el diablito de tu subconsciente que te dice: no te cases.
- Me tienes loco Jackie, mira el bulto que tengo.
Ella acarició mi paquete y me miró con sus ojos de gata en celos.
- Los siento por mi amiga pero quiero está polla hoy para mi
Bajó la cremallera del pantalón, saco mi miembro y con su mano comenzó a masturbarme.
- Quiero que esté bien dura, me la voy a comer
Su lengua comenzó a acariciar mi glande con maestría, chupaba con gran experiencia mientras sostenía mi polla con firmeza. Con la otra mano acariciaba mis testículos.
- Está divina Luis, me encanta tu polla. Quiero que me folles. Por favor, vámonos de aquí.
Fuimos a un hotel cercano. En el ascensor nos besábamos, nuestros sexos se rozaban. Su mano no dejaba de apretar mi polla sobre el pantalón.
Entramos en la habitación e inmediatamente comenzó a desvestirme mientras seguía besándome. Ella también se quito la ropa y se colocó en cuatro sobre la cama.
- Métemela Luis, quiero tu polla dentro de mí. Fóllame rico. Quiero que seas mi hombre.
Ver a Jackie desde ese ángulo era todo un sueño. Estaba realmente buenísima. Me sentía la envidia de todos los hombres.
El coño perfectamente depilado, su hermoso culo y caderas, su piel bronceada, sus piernas, sus pies, su espalda. Sus manos abriendo sus nalgas para que la penetrara...
Acaricié sus muslos, chupe un rato su clítoris mientras disfrutaba sus deliciosos jugos.
- Por favor métemela ya Luis!
Abrí sus nalgas y se la metía lentamente. Comencé a entrar y salir.
- Si Luis, que rico, fóllame así mi vida. Quiero sentir tu verga dentro de mí. Dame rico. Me gusta.
Con mi mano busque su clítoris para masturbarla mientras sentía sus nalgas golpeando mi pelvis.
- Dame duro Luis, dame con fuerza, quiero sentirla toda. Está divina.
Después de un rato sus muslos se tensaron buscando mayor roce con mi polla y con mi mano, entonces descargué todo mi semen dentro de su exquisita conchita. Ella también liberó sus jugos sobre mi miembro mientras gemía de placer “ah ah ah”.
- Rico, suspiramos al unísono
La abracé por detrás y al oído le dije: “eres una diosa, eres la diablita de mi subconsciente”
- Me gustó mucho Luis, quiero que seas mío hasta por la mañana.
Me recostó en la cama y comenzó a chupar mi flácido pene con la maestría que había experimentado en el coche: “Luis, vas ver cómo te la pongo dura rápidamente".
Su lengua hacía círculos sobre mi glande mientras limpiaba las mezclas de nuestros fluidos sobre mi polla. Se la comía literalmente hasta la garganta. La soltaba y la masturbaba con sus manos, para otra vez devorársela. La mordía con suavidad y jugaba perversamente con mi glande.
- Ya está firme como me gusta. Ahora te voy a cabalgar yo.
Agarró mi polla y acomodó sus piernas a un lado de mi cintura. Se la metió completa en su conchita.
Abrí sus nalgas para sentir el fondo de su ser.
- Luis, tú no tocas nada, yo hago todo.
Hacía movimientos circulares sobre mi pene. Entraba y salía mientras apoyaba sus manos y encajaba sus uñas sobre mi pecho. Cabalgaba cada vez más rápido.
- Me encanta tu polla Luis. Ahora me pertenece. Me la vas a dar cada vez que te la pida.
Sus movimientos eran más fuertes y profundos. Era toda una jineta sobre mi verga.
- Si Luis, desde hoy eres mío y ahora te follo yo. Si, si… me gustas mucho mi vida... ay ay que rico, que rico…me vengo.
Sus jugos me inundaron por segunda vez… Yo no quise acabar, ella quería sexo hasta por la mañana…
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