Boda entre hermanos

Ginés, era un joven que comenzó a salir con Inés, una chica de su mismo pueblo (quien vivía con sus abuelos, al ser huérfana de padre y madre) y los dos estaban muy animados, porque ambos se gustaban. Pero cuando el padre de Ginés (quien estaba viudo) supo, que rondaba a esa chica, más de una vez intentó, por medio de consejos que no siguiera con ella. Cosa que el joven no entendía, pues Inés era una chica que no tenía mala fama. Por eso no comprendía que su padre, de vez en cuando, le estuviera insinuando, sin darle otra explicación, que dejara de salir con ella.

Mientras que más se reafirmaba, la relación entre Inés y Ginés. Más inquieto estaba el padre del joven, aunque no sabía cómo decirle a su hijo toda la verdad. Hasta que un día, sacó fuerzas de donde no las tenía y le dijo a su hijo el motivo de esa intranquilidad, que no era otra, que Inés era hija suya, de una relación casual que tuviera con la ahora, difunta madre. Ginés, tardó un momento en reaccionar, al escuchar aquella confesión. Sin embargo, él estaba enamorado de Inés y aunque fuera, media hermana de sangre, si ella lo quería, los dos se casarían, eso fue lo que le aseguró a su padre.

Cuando Ginés se encontró con Inés, lo primero que hizo, después de abrazarla y de darle un beso, fue el contarle la confesión que le hizo su padre, con la que ella quedó sorprendida y al mismo tiempo, al principio triste. Aunque, luego los dos estuvieron de acuerdo, de que nadie, ni nada los separaría y que de igual manera se iban a casar. Poco tiempo más tarde, la boda entre Inés y Ginés se celebró, como otra boda cualquiera; sin que nadie les pusiera,  impedimento alguno.