Un juego de niños (solo peques)

A falta de otras diversiones como las que hay ahora, en las fiestas de verano de aquella época: lo que le llamaba la atención a los niños, cuando llegaban las fiestas de los pueblos de aquellos alrededores, era un tendero muy gracioso (que decía llamarse así mismo, en broma y en gallego; cacheiras fillo de touciñeiras, que todos los años ponía en un rincón de cualquier recinto, una tienda de tiro al blanco. Al que visitaban, para divertirse (sobre todo por la tarde), la mayor parte de los niños, que iban a la fiesta.

Delante de la tienda de tiro al blanco, a veces, los niños formaban algunas colas, porque todos querían participar, para intentar ganar algún premio. Premio que les salía siempre muy caro, porque por muy bien que apuntaran; al estar las escopetas de balines, con las mirillas tan torcidas, a veces le estaban tirando a una cinta y le daban a otra de al lado. Sin embargo, la mayor parte de los peques, allí se gastaban el dinero que le daban sus padres. Y luego por la noche. Parte de los adolescentes, en el tiro al blanco, solían hacer lo mismo.