LA AMAPOLA:
Era ya sobre finales de Agosto, y el sol seguía siendo de "Justicia" buena para unos, y mala para otros. Los hombres estaban contentos porque habían terminado de segar el trigo, y ahora faltaba solo trillarlo y ablentarlo en las eras. Para los humanos es una buena época.
Pero para la fauna floral e incluso los insectos, no era tan ventajosa. Las flores comenzaban a notar como sus pétalos y tallos se volvían mustios y resecos por la falta de agua, ya que este año había sido demasiado parco en lluvias.
Los insectos, soportaban lo mejor posible las tórridas tardes de sol hiriente, sin una sombra que osase interponerse entre el astro Rey y la yerta tierra.
Los ríos veían alarmado descender su caudal, y algunas fuentes naturales habían dejado de verter el agua fresca y cristalina de otros años.
Los campos de trigo habían quedado ya tallados y desiertos, sin nada que se mantuviese erguido. Pero.. ¡Un momento!.. allá en el centro, destacaba un punto de color púrpura-carmesí. Era una Amapola.. una sencilla Amapola, de esas que crecen en los trigales. Allí estaba sola bajo el Sol y a merced de la brisa. sola.. siempre sola.
Una mañana temprano, llegaron unos hombres con un carro, arrastrado por un viejo burro, que de enclenque que estaba, más bien parecía una cabra. El carro se detuvo justo al lado de la Amapola, que por un momento temió ser aplastada por una de las ruedas. Los hombres bajaron del carro, y tomando su "hatillo" con algunas "Viandas" e dirigieron a la sombra de un olmo, para almorzar.
Y allí quedaron, burro, carro y Amapola torrándose bajo el sol. De golpe, a la Amapola le pareció oír vocecitas cercanas a ella, mero miró y no vio nada. Nuevamente esas voces se escucharon.. Y provenían del interior del carro. La Amapola preguntó con temor: -¿Hay alguien ahí dentro?..- <Se hizo el silencio> y volvió a preguntar: -¿Hay alguien? - <Una vocecita contestó>. -¿Quién eres tú? - --Yo soy una amapola, pero todos me llamaban "Polita" y vivo en este trigal .. Y vosotras quienes sois? -- -Somos todas flores, yo soy Azucena, también están Azalea, petunia, Pensamiento, Anémona, Margarita, Orquídea, y Rosa. Y también hay unos chicos, son: Galán de noche, Jacinto, Lirio, Jazmín, Narciso y Clavel. -
--¿Ya donde vais en ese carro?--
-Vamos como ofrenda Floral a la Patrona del Pueblo, pues hoy comienzan las fiestas. -
--¿Y van a hacer con tantas, pues va el carro lleno? --
- A algunas como las Rosas las pondrán en unos floreros para adornar a la virgen, y con las demás, harán una alfombra de flores delante del altar. Ya ves cual triste va a ser nuestro destino. -
El Burro que4 estaba escuchando la conversación, mientras su cola luchaba por espantar una mosco "Cojonera" que no lo dejaba en paz, intervino en la conversación.
-No os quejéis de vuestro destino, pues más triste es el mío. Toda la vida madrugando, tirando siempre de un carro o cargado con serones muy pesados, arrastrando un Trillo para separar el grano del salvado, o tirando de un pesado arado para labrar la tierra, y otras veces salir mareado de tanto dar vueltas sujeto a una noria para sacar agua de un pozo, y si me agoto y ya no puedo más, me dan de golpes con una vara en las costilla. ¿Y cuál creéis que es mi premio, una poco de paja reseca y un cubo de agua.. Creéis que mi signo es mejor que el vuestro? -
Todas las flores quedaron en silencio, pues nunca en su "Florida" vida, se habían parado a pensar en lo triste de la vida de un Burro.
La Amapola rompió el silencio diciendo:
--Pues mi suerte no es tan buena, yo nací en este campo entre las espigas de trigo, y las tuve como compañeras y conversaba con ellas a todas horas, crecimos juntas, y ellas se volvieron Verdes y yo Colorada, luego pasaron a doradas y yo a carmesí. Ellas me protegían de la ventisca y hasta me daban algo de sombra. Pero un día vinieron unas personas y las cortaron con una Hoz, y yo quedé aquí sola, aburrida, sin amigas ni nadie con quien conversar. Mi vida es también muy triste. --
Las flores del carro respondieron: -No te quejes, que nosotras nos han cortado por el tallo, y solo nos queda como mucho un par de días de vida, y a la mayoría de nosotras, al estar formando una alfombra de flores, nos pisarán y destrozarán, y más de la mitad habremos muerto esta tarde. -
Mientras se mantenía esta conversación, los hombres regresaron de almorzar y montaron al carro. De pronto uno de ellos dijo: -Mira una Amapola.. ¿La echamos también al carro?- El otro respondió: -¡Qué va! Como vas a ofrecer esa birria de flor a la virgen.- y dando un latigazo al burro, partieron hacia el Pueblo con las flores.
La Amapola quedó sola como siempre en el campo, mientras veía alejarse el carros con el burro y las flores, y pensó:
--Y yo que me creía que mi suerte era la peor del mundo, ahora veo que la de esas flores s peor, y todo por ser bonitas, Yo como soy tan poco agraciada nadie me quiere llevar, y gracias a eso me he librado de una muerte segura. --
Y nuestra amapola, aunque siempre viva sola, es feliz en su campo, disfrutando del sol, del viento, del azul del cielo y de los pájaros que a veces la visitan. Sabe que puede vivir hasta final de otoño, una vida de libertad, y esos meses más de vida, para una flor es toda una VIDA. FIN.
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