Alita, muslo o pechuga

Entramos en el primer restaurante que vimos abierto (el hambre ya estaba haciendo estragos) y pedimos pollo asado, ensalada y una botella de vino. Nos trajeron los entrantes (algo de queso, creo) mientras hablábamos de Mónica y de cómo se había esfumado. Néstor estaba nervioso, temblaba y no coordinaba sus palabras. Ahora lo recuerdo claramente: yo regresaba del servicio y me sentaba a la mesa de nuevo, él apuraba el vaso de vino, extraía de su chaqueta una pistola y comenzaba la matanza. Cinco personas muertas mientras yo decidía si tomaba alita, muslo o pechuga.