El.

Él... mi única fuerza, lo único para lo que tenia seníido de vivir, mi resistencia, mi pilar, mi vida, mi todo. Todo lo que el pedía yo se lo concedía... necesitaba esta droga tan fuerte llamada amor para sobrevivir que quedé cegada con sus engaños y con sus mentiras. Todos se nos quedaban mirando en la ciudad, se preguntaban ¿Qué hace una chica tan bella con esa bestia de hombre?

No lograban entender que el amor era ciego y que por tanto amar puedes perder la visión del mundo real y centrarte únicamente en el amor y en tu ser amado, el mismo ser amado que te hizo daño, el mismo ser amado que no te corresponde, el mismo que te daño y te hizo llorar frente a tantas personas que tu débil mente pensaba que el te trataba bien frente a los demás ya que el te hacía creer que los demás te odiaban, y el que te odiaba era él. Únicamente él.

Pero al cabo de los años me quite el pañuelo que me cegaba y me hice un lazo en la cabeza entonces podía comprender que el mundo no era únicamente el sino que había mas gente más amor, menos ceguera y mas libertad, pues alguien que te tiene atrapada con sus redes, es esa misma persona que no te ama, por mucho que te mienta diciéndote que no puede vivir sin ti.