Sublevaciones, Revoluciones, Rebueltas, Etc.
Revuelta Cananea
En la batalla de Mejido (siglo XV a. C.) se enfrentaron el ejército egipcio liderado por el faraón Tutmosis III y una alianza cananea mandada por el monarca Kadesh, para determinar el dominio sobre Retenu. La data con más frecuencia admitida de su curso es el 9 de mayo de 1457 a. C (según la Cronología del Antiguo Oriente Próximo), sin embargo hay escritores que la emplazan en el 1482 a. C. o en el 1479 a. C. La que acabó con un triunfo egipcio, que forzó a los cananeos a retroceder hasta la población de Megido, lugar en que más tarde fueron sitiados y derrotados. Con la reposición del dominio egipcio en Canaán, Tutmosis III inició una regencia en la cual el dominio egipcio tuvo sus años de más extensión.
Es el primer combate de la cronología del que hay una correlación cronológica pormenorizada. En él se utiliza por primera vez el arco compuesto, además hay un cómputo de muertes. El total de pormenores del combate emanan de datos egipcios, especialmente de los signos jeroglíficos del santuario de Amón en Karnak, Tebas (Luxor) escritas por el narrador castrense Tjaneni; asimismo en el monumento de Gebel Barkal, en un pedestal del santuario de Ptah de Karnak y en una señal de Armant.
Revuelta cananea: Cuando finalizó el reinado de la soberanaFaraón Hatshepst, los administradores de la anticuada Retenu quisieron liberalizarse de la opresión de la superioridad egipcia. Tutmosis III, heredero de su madrastra Hatshepsut, se puso a luchar desde el principio de su regencia con estas revueltas.
Retenu apoyó al reinado de Mitani en los bordes del Éufrates, y la del Kadesh, en este fuerte hallaba cobijo. A esta unión además se sumó Mejido, población considerada fundamental por su posición orográfica en la vega de Jezreel, detrás de la montaña Carmelo y del Mediterráneo, un lugar desde el cual se vigilaba el camino primordial de Egipto a Mesopotamia. El monarca de Kadesh admitió la autoridad de esta alianza.
Campaña egipcia: Tutmosis III juntó unas grandes fuerzas de carretones de combate e infantería totalizaba unos 10.000 soldados. Esta cifra es acorde con la largura de la recta reseñada, de algunos kilómetros de extensión. Continuando por el Camino de Horus, estas tropas se juntaron en el fuerte de la frontera de Tharu (nominada Sile en griego) y luego de una decena de jornadas alcanzaron la población amiga de Gaza. Después de una jornada de sosiego, salieron con dirección a Yehen, lugar que alcanzaron después de once jornadas. Una vez en Yehen tendrían que salir con dirección al norte, y cruzar la montaña Carmelo, detrás de esta se hallaba la población de Megido, lugar que se juntara el ejército rebelde.
Tenían tres rutas viables saliendo de Yehen hacia Megido. Tanto la del norte, ruta Zefti (o Dyefti), como la del sur, ruta Taanach, tenían entrada fija a la vega de Jezreel. La vía del centro, cruzando por Aruna, era arriesgada: iba por un desfiladero angosto, y los soldados tendrían caminar en hilera. Si los contrarios aguardaban donde finalizaba el desfiladero
los egipcios seguramente serian fáciles de separar y de asaltar. Contradiciendo a los dirigentes de sus tropas de seguir las rutas menos arriesgadas, Tutmosis III ordenó salir por la vía más angosta aunque menos larga con dirección a Megido. El mismo Tutmosis III dirigió a su ejército por el camino de Aruna. Una población poco defendida: un ataque súbito egipcio ahuyentó a la defensa de los sublevados. Éstos, creyendo que los egipcios irían por la ruta menos arriesgada, tenían puestos los hombres vigilando las vías del norte y del sur, olvidando la vega por la que las tropas egipcias caminaron sin obstáculos.
Batalla y asedio: Tutmosis mandó establecerse y en el transcurso de la noche desdobló sus tropas en los aledaños del rival. Atacando al amanecer. Los sublevados se encontraban en el alto cerca de la fortificación. La fila egipcia se puso en una configuración abovedada que desafiaba los dos costados con Tutmosis en el medio conduciendo la acometida. La distribución de los egipcios, unido a su cifra y la estupefacción del asalto destrozaron la configuración de los sublevados, que salieron de estampida para la población, obturando lo portones detrás de ellos.
El ejército sublevado disgregado, abarcando a los monarcas de Megido y Kadesh, lograron reestructurarse en la ciudad, y auxiliaron a los que se quedaran afuera a escalar la pared. Mientras los egipcios desvalijaban el acampamiento de los sublevados, desaprovechando la ocasión de una veloz invasión teniendo que asediar Megido más de medio año, después de lo cual la urbe se rindió, pero el monarca de Kadesh huyó. El trofeo logrado por los egipcios esta apuntado en Karnak.
Consecuencias: Continuando con la tradición de aquel tiempo, Tutmosis III cogió como prisioneros a los vástagos de los monarcas vencidos. Luego de ser instruidos en la capital egipcia, retornaron a sus pueblos de procedencia, lugares que rigieron con la condescendencia de Egipto.
El éxito de Megido sólo ha sido el inicio del apaciguamiento de Canaán y Siria. A este combate le proseguirían una sucesión de expediciones, con periodo de aproximadamente un año, que significaba el agrandamiento del dominio de Egipto hasta el norte de Mesopotamia.
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