Porqué te cruzaste en su camino
Tus ojos soñadores, alegres y vivaces, se cruzaron con los ojos tristes de Cristina.
Qué impulso os conectó desde el primer instante. El silencio se acopló a vosotros como la noche en el desierto.
Erais dos almas errantes, buscando vuestro lugar en éste mundo.
Acaso estaba destinado vuestro encuentro, quizás os reconocisteis de alguna vida anterior.
Lo que nunca pudimos suponer, era el profundo cambio que se efectuó en Cristina.
Se sentía feliz, arrebolada, e ilusionada con ese encuentro. No veía el momento para estar a tu lado. Cristina, espació la compañía de las amigas, tenía suficiente con estar a tu lado y complacerte en todos tus requerimientos.
Pasó el tiempo y nuestra amiga, fue desapareciendo de nuestras vidas. No tenía tiempo, no nos necesitaba (pensábamos), siempre con prisas y describiendo su vida como una etapa muy feliz, sin entrar en detalles.
Nos alegrábamos por ti, al verte feliz, aunque apenadas por no poder compartir más momentos contigo, pero tus ojos tristes no habían cambiado, sería por tu forma de ser, siempre tenías algo pendiente en tu vida para no ser feliz completamente.
Un atardecer, nos llegó la noticia más inesperada, e incomprensible.
Cristina había muerto, en realidad estuvo muerta en vida, por culpa del malnacido que se cruzó en su camino. Ese tipo de ojos soñadores, la engañó, ultrajó y mató, dejándola tirada en la calle, como un objeto más de su colección.
Cómo no nos dimos cuenta, o nos engañaste para no hacernos sufrir, porqué preferiste el silencio y no la ayuda.
Ahora es tarde para comprender lo sucedido, tu ya no estás para explicar tus motivos.
Maldita la hora que se cruzó en tu camino.
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