Un cigarro, una copa, un camino por recorrer en una noche fría. Esas cosas en común conmigo tienen sólo una cosa. Distracción.
Hay cosas muy pesadas; que cargamos cada día, que por noches enteras logra quitarme el sueño. Que a veces afecta a la salud, que termina por cansar. La vida es demasiado corta o larga, nadie sabe cuánto. Y me preguntó, ¿Si pudiéramos saber el día de nuestra muerte, que haríamos en especial? ¿Que dejaríamos de hacer, o que nos atreverianos a disfrutar?
Problemas hay siempre, más grandes unos que otros, hay de todo. Aquellos que tienen solución, aquellos que no queremos resolver y uno que otro con el que simplemente ya nos encariñamos.
Tengo planes, problemas, dudas, deseos, sueños, preocupaciones, proyectos... pendejadas en la cabeza. Tonterías que me están robando la maldita vida.
Estoy en una situación que no alcanzó a masticar, que mi distraída mente no puede penetrar y ahí ando, chocando con las paredes de esto. Sin saber que hacer, que pensar, es más; no tengo ni puta idea de que sigue en este protocolo llamado: "MI VIDA".
Con eso, con esa duda que se encaja en mis sienes, que lastima mi noche, que parte mi intención de descansar. Con esa reflexión me largo a fumar un cigarro.
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