Siempre en el transporte

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Me alisto para salir y en lo único que pienso es en encontrar a alguien nuevo para compartir está deliciosa perversión. Camino con paso firme y veloz siento la excitación recorrer mi cuerpo e inundar mi entre pierna, al llegar a la estación en lo único que pienso es en que el vagón llegue repleto de gente para poder iniciar mi maravillosa  rutina.  Con cierto nerviosismo volteo a buscar al candidato ideal, le hago una especie de casting y no evaluó precisamente su atractivo rostro, mi enferma adicción me lleva a mirar directamente a ese bulto que tanto deseo, algunos en pantalones de mezclilla, otros en traje y unos cuantos más en pants éstos últimos son los más atrevidos y de los que yo podría asegurar usan ese atuendo con toda la intención de frotar su miembro en un trasero femenino,  llega el metro y mi excitación es mayor al notar que no cabe ni un alfiler en el.

A empujones y como puedo lo abordo y claro no falta el acomedido que te de un pequeño empujón para que subas con facilidad,  primera parte superada estoy dentro y con un hombre detrás de mi, debo aprovechar ya que mi trayecto de salto del agua a sevilla es muy corto, así que pongo manos a la obra, noto como ese ligero roce se vuelve una inocente caricia para pasar a un fuerte apretón de nalga,  yo claro estoy a todo lo que da restriego con más fuerza mi trasero a esa bulto que se ha puesto muy duro ya,  mi único deseo es ser penetrada por ese desconocido que hace mucho perdió el pudor y ahora mismo está frotándome su verga.

Mi parte favorita se acerca y es cuando me volteo de frente y bajo mi mano la que carga la mochila claro para disimular el siguiente acto, con la palma hacia enfrente empieza el jugueteo para fortuna de mi cómplice y mía el metro sigue lleno y con la mayoría de la gente durmiendo, puedo sentir la humedad de su líquido preseminal que rico sería limpiarlo con la boca,  comienzo una ligera masturbación con cierta timidez y no por mi maravilloso compañero de viaje sino por la gente que nos rodea, la humedad en mi vagina es la que me hace apretar sus testículos y jalar con más firmeza esa verga que palpita en mi mano. 

Mi viaje está a punto de culminar y yo sólo pienso en lo bien que se siente el roce de su miembro en mi deseosa vagina,  ufff solo una estación y ninguno de los dos ha llegado al punto máximo no queda más que desear encontrarnos al día siguiente para seguir con éste exquisito placer, llego por fin a mis destino y al bajar siento la firme despedida de mi desconocido acompañante a la que sólo puedo responder con un último apretón de verga. 

Las 7:15 llego con velocidad a mi trabajo y lo primero que hago es masturbarme imaginando que quien me penetra con tal fuerza es el dueño de ese falo 


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