Rebelión de Los Tasos
En el año 465 a. C., las gentes de Tasos se levantaron contra la dominio de Atenas, al querer dejar la Confederación de Delos. El levantamiento se produjo porque Atenas y Tasos querían el dominio de las minas de oro del territorio de Tracia, minas que desde antiguo eran comercializadas por los Tasos.
La población de Tasos fue asediada después de un primer enfrentamiento ganado por Atenas. El sitio duraría dos años en los que los tasios padecerían muchos sufrimientos. Hay un hecho anecdótico del sitio conforme al cual los que depusieron las armas delante de los atenienses eran ejecutados, además hay otra que reitera que las mujeres de la ciudad se recortaron el pelo para hacer maromas. La rotundidad del aguante tasio debió de ser por la esperanza de las primicias en la derrota sufrida por Atenas en Ennea Hodioi, en donde los colonizadores griegos habían sido vencidos por los nativos. De igual manera, Tasos aguardaba el desahogo que acarrearía la participación de fuera; los sitiados pidieran auxilio a Esparta y esta les prometió una ayuda de incognito ocupando Ática. Pero, esta ayuda nunca pudo realizarse pues un temblor de tierra en Laconia provocó conflictos en Esparta y dio paso a una revuelta de los ilotas que tendría a las tropas espartanas luchando por el espacio de algunos años. Por eso, Tasos se entregó en el año 463 a. C.
Las consecuencias: Atenas exigió a sus enemigos severas compensaciones. Tasos tuvo que ceder las tierras por las que luchaba, derruir su fortaleza, prescindir de su armada y pactar el abono de compensaciones y un impuesto a Atenas. Que al principio era de 3 talentos al año, sin embargo en los años de 440 a. C. se elevó a 30 talentos.
Rebelión de los Mercenarios de Cartago
La insurrección de los mercenarios de Cartago fue una rebelión llevada a cabo en el año 242 a. C. contra el país, por no haberle sido abonado sus salarios, lo que produjo la Guerra de los Mercenarios.
Antecedentes: Tras el acuerdo con el que terminaba la Primera Guerra Púnica, el ejército cartaginés de Sicilia se juntó en la población de Lilibea, regida por Giscón. Desde Erice, llegó a la población Amílcar Barca liderando las tropas de asalariados, delegando en el administrador el trabajo de devolver a los soldados a su destino en África. Giscón con cautela las partió en reducidas patrullas que se desplazarían por separado. Así, los asalariados se presentarían en pequeños destacamentos, se les abonarían los sueldos que se les ofreciera y volverían a sus casas sin provocar más conflictos.
Sin embargo el Consejo de los Cien no aprobó la cautela de Giscón y aguardaron que todo el ejército se juntara en África, durmiendo al principio en Cartago y después en la población de Sicca Veneria, concluyéndose que querían tener alejados a los mercenarios por si querían conseguir con violencia la paga. Estando en el acampamento, fue Hannón a decirles que después del conflicto Cartago no tenía dinero y que tenían que perdonar una porción de sus honorarios.
La rebelión: Los asalariados, se negaron a admitir que no se le abonase todo lo que se le ofreciera, comenzando a reprocharle a Hannón y los nobles de Cartago, y tras algunas jornadas, salieron para la ciudad. Se acantonaron unos 20.000 en la otra parte del territorio, en la población de Túnez.
La enormidad de los bullicios y la amenaza que tenía la población provocó que Cartago se decidiera a abonar lo acordado totalmente. Como no les era factible el enviar a Amílcar Barca, atareado en conflictos nada cercanos a Cartago, el Gran Consejo mando a Giscón, que era amigo de los mercenarios y que lucharan juntos en Sicilia, con los honorarios acordados con los asalariados.
Era el 240 a. C. y este acuerdo se produjo ya a deshora. Pues dos soldados el libio Math? y el campano Spendios, levantaron la palabra sobre los demás, conducidos por réditos suyos, aplicaron sus deseos, los mercenarios atraparon a Giscón, quitándole el dinero que portaba.
Después de ser proclamados líderes, Math? y Spendios mandaron avisos a las poblaciones que pagaban impuestos a Cartago, induciéndolas a romper la opresión púnica y sumarse a ellos en el enfrentamiento. Padeciendo los costosos impuestos que tuvieron que pagar después de la calamitosa guerra con Roma, se unieron sin dificultad a lo que le solicitaban los asalariados y lo que era un levantamiento singular se volvió en un alzamiento general. Solo Hippo Dyarrhytus y Útica no se alzaron.
Consecuencias: Protegidos por unas fuerzas de 70.000 hombres de África y 20.000 asalariados, los líderes sublevados retaron a Cartago a enfrentarse a ellos. Que saliera de otro conflicto y se encontraba en una tesitura nada cómoda, porque carecía de armas suficientes, tampoco tenía barcos de guerra, ni alimentos suficientes, ni a quien pedir ayuda.
Lo que continuó después fue una guerra de increíble salvajismo, que luego se le llamaría Guerra de los Mercenarios o Guerra Inexpiable.
Revuelta de Mitilene
La revuelta de Mitilene fue una circunstancia sucedida en plena Guerra del Peloponeso, en el que la población Mitilene quiso conquistar la isla de Lesbos, sublevándose contra Atenas. En el año 428 a. C. la administración de Mitilene planificó con Esparta, Beocia y otras poblaciones de Lesbos una sublevación unida. Mitilene dio inicio a los planes amurallando la población y aprovisionándose de lo necesario para un largo conflicto pero, estos trabajos fueron parados por la armada de Atenas, que fue avisada de la insurrección. No obstante Mitilene mandó diplomáticos a Atenas para concertar una salida, mientras y de incognito tramitó una misión diplomática con Esparta con la idea de solicitar amparo.
La pretensión de llegar a una alianza con Atenas falló, quien no quería que Mitilene sometiera a su amiga, la población de Metimna y la armada de Atenas aislaron por agua a Mitilene. Si bien Esparta quiso facilitar socorro a Mitilene y fabricó una escuadra, se echó para atrás por una exhibición de las fuerzas de Atenas, por eso no llevo a cabo ningún ataque contra los atenienses en el inicio del enfrentamiento. Entretanto, llegaron a Lesbos 1.000 hoplitas atenienses, lo que posibilitó perfeccionar el cerco por firme. Y aunque Esparta mandó luego a su armada a Mitilene, su progreso fue tan tímido y se retrasó tantas veces que al llegar cerca de Lesbos le comunicaron que Mitilene había capitulado.
Después de la capitulación de Mitilene, en Atenas se produjo una polémica por la situación de sus ciudadanos. Un bando, dirigido por Cleón, pedía la muerte de todos los varones de Mitilene y la cárcel para los niños y mujeres; en tanto que otro bando dirigido por Diódoto (descendiente Éucrates), pedía un castigo más suave, que era matar sólo a los líderes. La asamblea de Atenas dudó: para luego mandar ajusticiar a los hombres de la ciudad, empero no pasó más de un día cuando se anuló la resolución. Y se terminó por ajusticiar sin enjuiciar a unos 1.000 hipotéticos líderes.
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