Yaritza - Ilusiones, Luz de Luna Llena

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Mientras caminaba por la calle, podía sentir la mirada penetrante de aquellas personas que pasaban a su lado. Llovía, todos corría tratan de escapar de ella, algunos bajo paraguas otras sin nada más que sus manos. Y él, a penas con una vieja sudadera azul y la capucha puesta. Sus pasos eran lentos y pesados, como si nunca quisiera llegar a su destino. Se sentía mal, había algo que lo afligía. No sabía que era.

 

¿Nunca te has pregunta que hacer pasar ser feliz? ¿O que era necesario para poder sentir tranquilidad en tu corazón? Él se lo preguntaba a diario, y constantemente era la razón de aquellas caminatas nocturnas. Le encantaba ver nada más que la luna sobre el cielo, con estrellas. Para él era imposible no recordar algún momento vivido con ella al mirar estas. Era uno pocos momentos que podía sentir tranquilidad, y no iba a abandonar esa sensación por aquella lluvia que no te tenía intenciones de cesar.

Ya había pasado pocos más de una hora, una hora de pasos lentos que lo llevaron aquel lugar que él conocía tan bien. Cada noche, era común ver a algunas parejas tomadas de la mano, niños correr y una que otra vez una pareja de ancianos, sentados siempre en el mismo lugar, con el mismo entusiasmo de siempre. “Aquellos ancianos deben sentirse más vivo que yo”, pensó él. Pero ahora, que la lluvia apenas había cesado, unos pocos niños salían a correr y jugar sobre el césped húmedo, algunos trepaban arboles mientras se escuchaban gritos de madres preocupada. Camino por un costado, junto a un árbol y pudo ver como el roció se formaba en sus hojas. Algunas parejas aprovechaban el bohemio clima para dar un paseo nocturno. Él, no había levantado la cabeza, no tenía la necesidad de hacerlo. Conocía aquel lugar perfectamente. No importaba cuanta gente halla, siempre podía encontrar esa sensación de soledad y quietud. Camino un poco, y llego a aquel lugar. Se dio no había cambiado en nada. Un viejo árbol a un lado, se acercó y pudo ver esa vieja marca ya desgastada por el tiempo. Aún recuerda ese día.

Y es que como olvidar tan fácil aquel momento, su corazón acelero al recordarlo. Cerro los ojos, y casi pudo sentir su piel en la suya, cuando la tomaba de la mano y caminaban en aquel lugar, el preferido de ella.  No pudo evitar soltar una lagrima, que dejo caer libremente hasta perderse bajo su mejilla. Como extrañaba su voz, verla sonreír. Como adoraba verla. Poder sentirla cerca. Le gustaba todo en cuanto en ella, y aún más la veía sonreír traviesa corriendo hacia él para darle un beso. Sonríe tristemente al recordar aquella vez que, cuando subida en un árbol, salto sobre su espalda. Ella se aferró fuerte de él, mientras la sentencia. El caminaba regreso a casa mientras ella descansaba sobre sus hombros.

Fue aquel lugar donde todo comenzó, donde la conoció, donde la beso por primera vez, y también donde todo termino, donde le dio su último beso y donde la vio sonreír por última vez, aquella noche cuando el brillo de sus ojos se perdió en la oscuridad. Lo recuerda, y aún sigue sintiendo esa impotencia, de verla y no poder hacer nada.

¿Cuánto tiempo ha pasado? 2 años, 4 meses, 13 días y unas pocas horas ¿La sigue queriendo? Tal vez nunca deje de hacerlo. Por ella vive inmortalizaba dentro él. La recuerda, tal y como era cuando aún podía tenerla entre sus brazos.


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