Mi libro, C. 16

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Guerra de los Kitos

La guerra de los Kitos (115­-117) “Rebelión en el exilio” es como se llama la segunda de las guerras judeo­romanas. El mote viene del militar romano Lucio Quieto, el que castigó sin piedad el levantamiento judío en Mesopotamia y después fue mandado a Judea como administrador por el soberano Trajano, puesto que tuvo, hasta que fue ajusticiado por mandato de Adriano.

En el 113, Trajano comenzó unas operaciones militares contra el Imperio parto, con la idea de ocuparlo y alcanzar la India. Para lograrlo, convocó a los ejércitos de todo el Imperio, dejando sin guarnición a las poblaciones ocupadas en el norte de África y otros lugares. Para no quedar aislado de lo necesario, controló la monarquía de los nabateos para hacer de la ciudad de Palmira como una plataforma de abastecimiento y, teniendo en cuenta las sublevaciones del territorio de Judea, aplicó algunas precauciones por ese motivo, entre ellas, veto la lectura del Tora y el acatamiento del Shabat. Estas imposiciones provocaron irritación entre los judíos, no solo en la provincia de Judea, sino que también en el exilio.

En el 115, las tropas romanas empezaron un ataque contra los partos, consiguiendo invadir Mesopotamia, incluyendo a Babilonia y a Susa, bases de amplias escuelas judías. Las zonas habitadas de judíos de estas poblaciones, sabedoras de los acosos a que eran sometidos sus ilustrados en Judea y de que llevaban viviendo unos 600 años sin que nadie les impusiera ninguna religión, lucharon a muerte contra el ejército romano ayudando a los partos.

Los habitantes griegos de Cirenaica (libia) y Chipre arremetieron contra las zonas pobladas de judíos justificándose en la ayuda que ellos estaban dando a los partos. Esta agresión hizo que los barrios judíos se estructuraran para defenderse y atacar. El escritor romano Dión Casio no recoge los motivos que originó la revolución, en tanto que el clérigo escribió “los judíos, dejándose llevar por sus ideas revolucionarias, se alzaron contra sus vecinos griegos”.

La revuelta: Cirene y Egipto; en Cirene, que era la ciudad administrativa de la Cirenaica territorio romano, los judíos dirigidos por Lucas (Dión Casio lo llamaba Andreas), acometieron a las comunidades griegas, derribando muchas iglesias donde se veneraban a deidades idolatras, entre ellos Júpiter, Apolo, Isis, Artemisa, igual que a edificaciones que representaban el poderío romano. Por lo que dice Casio, han muerto unos 200.000 romanos, sin embargo Simón Dubnow dice que esos números son exagerados. Eusebio, en sus escritos, dice que por culpa de estas revueltas Libia quedó sin apenas residentes, por ese motivo se necesitó edificar nuevos asentamientos algunos años más tarde para conseguir tener más habitantes. El clérigo Sinesio, nacido en Cirenaica, de igual manera escribió de las destrucciones hechas por los judíos.

La revuelta liderada por Lucas se trasladó a Alejandría, se introdujo en la población (dejada por el ejército romano con sostén en Egipto, lideradas por el dirigente Marco Rutilio Lupo), prendió fuego en varios sitios de la ciudad. Así, las iglesias idólatras y la sepultura de Pompeyo fueron derruidas. Al saber lo que pasaba, Trajano mandó un ejército dirigido por Quinto Marcio Turbo, para ordenar los territorios de Egipto y Cirenaica, esto lo consiguió a finales de 117. De esa manera, las posesiones y la riqueza de los barrios judíos fueron confiscadas para rehacer las poblaciones y pagar los estragos hechos durante la revuelta. Su jefe Lucas posiblemente escapó a Judea.

Chipre: Con Artemión como jefe, los judíos conquistaron a la ínsula. Trajano mandó a la milicia VII Claudia para pacificar la isla. Las tropas romanas de nuevo se hicieron con la población matando a todos los insurrectos y se vetó a los judíos, penándolos a morir, si volvían a vivir en Chipre. Ni aunque fueran náufragos, pues si los encontraban eran ajusticiados.

Mesopotamia: Un nuevo levantamiento se produjo en la Mesopotamia hacía poco tomada, en tanto que Trajano combatía a los partos en el golfo Pérsico. Trajano de nuevo se hizo con Nísibis (Nasaybin, Turquía), Edesa (anliurfa, Turquía) y Seleucida (barrio de Bagdad, Irak). En todas estas poblaciones existían viejas y grandes barriadas de judíos. Después de derrotar la insurrección, Trajano no quedó satisfecho como estaba aquello y mandó al militar Lucio Quieto para matar a todos los judíos extraños de Chipre, Siria y Mesopotamia, haciéndolo gobernador del territorio de Judea.

El final: La revuelta de los judíos en los tiempos de Trajano estaba aún sin resolver del todo. Al coger Adriano el poder en 118 la violencia llego a Judea, la administración de Judea la dirigía Quieto, que encarceló a Julián y Papo dos hermanos que lideraran la revuelta, condenándolos a la pena capital. Aunque desde Roma a quien se ordenó ejecutar fue a Quieto, lo que salvó a los dos hermanos. (Quieto quiso arrebatar a Adriano el poder). Las acciones más significativas de las maniobras de Quieto son indicadas en el Talmud y en otros escritos rabínicos.            


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