El calor sofocaba, una muchedumbre se agolpaba en la estación. Silvia se despide de sus hijos.
- Mamá Cuida de mis hijos en mi ausencia pronto te enviaré dinero- le suplicó con pena Silvia.
Luego abrazó a sus dos pequeños y les dijo:
-Sean obedientes con vuestra abuela-
Por último, sin voltear la mirada, caminó por el andén con un precario bulto asido a su espalda: una hogaza de pan, una botella con tres litros de agua, y una muda de ropa.
Silvia, de origen y destino centro americana, se ha quedado dormida sobre el techo del vagón, junto a otros seres en busca de un mismo horizonte; sueña con una mejor calidad de vida para ella y sus hijos en el país del norte.
Un brusco movimiento del vagón hace rodar su cuerpo hasta caer desde el techo; sobre los durmientes de la vía yace su cuerpo mutilado por el "Tren de la Muerte".
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