Miro por la ventana y observo cientos, miles de cohes pasar durante el día y la noche.
Miro por la ventana y observo decenas de personas cruzar las calles durante el día y la noche.
También observo como hablan por el móvil, observo aquello que no piensan, el vacío presente en el que se han convertido sus vidas.
Observo sus andares, algunos influídos por una idea de estética totalmente falsa y subjetiva, que no responde más que al autoengaño de si mismos.
Nada tiene sentido.
Pienso en ellos, personas que esperan toda su vida a que algo significativo les suceda, personas que no buscan, que no sienten, almas que deambulan de un punto de la calle a otro, que no se preocupan por nadie y nadie se preocupa por ellos.
Yo, mientras tanto, sigo observando.
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