Denunciar relato
Pablo era un hombre extraño, tenìa cuarenta años y vivía con su madre. Su rareza era cuidar el cementerio voluntariamente, no como cualquier voluntario, pasaba allí todo el día. Era su vida, era su casa. Se creía un muerto más, y quería estar con los "suyos". Pero lo de matarse no iba con él, no quería hacer sufrir a su madre. El día que murió esta, desapareció de repente, para siempre. Nádié imaginaría que se metió en el ataud de su madre, quedando sepultado junto a ella.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales