Fumando tu recuerdo

Está noche de insomnio me he estado fumando tu recuerdo. ¡Qué nocivo es!
No te imaginas el desorden mental que está produciendo en mi. Delirios y alucinaciones.
Estoy desnudo, o quizás solo tenga frío, no lo sé, mi capacidad mental se reduce a cero y no puedo explicar lo obvio. Veo tu rostro en las paredes de mi habitación, me miras fijamente… tu rostro me pide una explicación. ¿Pero cuál? No sé que es lo que quieres, ¿Por qué no te vas? Vete, no me atormentes más, si no vas a ser mía no te aparezcas aquí. Un silencio perturbador se apodera de la escena, pero tu sigues allí, observando el humo tibio que sale de mi boca. Cada partícula de este transporta un pequeño paquete de información de tu recuerdo, que es conducido por el viento en la eternidad del infinito.
Son casi las cuatro, y sigo aquí, (al parecer me estoy convirtiendo en un adicto), tu ya no estás, ahora haces parte del cielo. Quizás seas estrella fugaz, o posiblemente hayas pasado de ser nube a ser gota de lluvia… no lo sé, por eso cada noche te sigo fumando, y miro al cielo con la certeza de que allí estás.