Dios mío volví a caer. Caí ante esos enormes ojos color café castaño y en sus labios delgados. Su altura, sus manos, sus ojos… Dios mío sus ojos, tan expresivos, grandes, llenos de vida, nunca me cansaba de verlos, podía ver esos ojos toda mi vida y nunca saciarme de ellos.
Me hacía la persona más feliz del mundo y la más miserable al mismo tiempo. Me hacía reír y llorar. Emocionarme y desilusionarme. Hablar y callar. Soñar y despertar. Pero ¿eso es el amor no? Que alguien sea capaz de hacerte sentir extremos de emociones y sentimientos. Que alguien pueda determinar el humor de tu día con tan sólo una pequeña acción. Que el simple brillo de sus ojos desate una revolución de mariposas en tu estómago. Que su sonrisa ilumine un día nublado y gris. Que su risa quede grabada en el viento y llegue tu recuerdo en los momentos en los que necesitas escuchar algo familiar. Espero que sí por que al menos así es como yo lo siento, como que era mi cielo pero al mismo tiempo, un poquito de mi infierno.
La otra vez me preguntaron que si ya tuve al gran amor de mi vida, lo dudé por un momento pero ahora me doy cuenta que tal vez si, ya lo tuve y tal vez es él. No creo encontrar a alguien en mucho tiempo que me haga sentir lo que siento por el. Aún lo quiero, pero creo que va mas allá. Es una clase de sentimiento que te hace querer tenerlo cerca siempre, que hace que, al estar al lado suyo y echar un vistazo hacia sus manos, querer agarrarlas y sostenerlas siempre, nunca dejarlo ir y disfrutar de su presencia veinticuatro horas al día los siete días de la semana. Es una clase de sentimiento que hace que te preocupes por él y que el simple hecho de pensar que algo puede pasarle, haga que tus ojos se llenen de lágrimas. Ese clase de sentimiento que hace que lo mires como si fuera la persona mas maravillosa del mundo, como si él fuera tu mundo completo, ese sentimiento que hace que tus ojos brillen al verlo de lejos y que tu piel se ponga chinita al contacto de su piel con la tuya. Ese sentimiento al que le llaman amor.
Pero quien sabe, tal vez si sea cierto todo eso que dicen que hay alguien ahí afuera destinado para cada tonto enamorado. Tal vez solo es cuestión de paciencia y tiempo, o tal vez ahí esta disfrazado de un buen amigo o de un viejo amor. O tal vez no, no lo sé y nunca lo sabré hasta que llegue, si es que llega. Y si pasa, si es que pasa, entonces valdrán la pena estos párrafos, esos insomnios por amores no correspondidos y estas lágrimas derramadas por corazones rotos.
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