El Gato y la Ratona parida

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Topi, era un gato que vivía en una casa rural y sus dueños lo tenían especialmente para cazar ratones, pues como sabrán los mayores y los niños, en el campo hay muchos de esos bichitos y Topi cazando era un auténtico campeón. Porque atrapaba y por lo tanto comía tantos ratones, que no necesitaba comer nada más en casa de sus dueños. Por eso, estos estaban tan satisfechos con su comportamiento que lo trataban con mucho cariño.

Aunque, quienes no estaban tan contentos eran los ratones de aquella zona, pues tenían que cuidarse mucho de aquel gato, para no terminar en su estómago. Aunque, quien tenía que tener más cuidado era la ratona Teta, que al estar parida, tenía que cuidar a sus hijitos y si Topi la comía, sus retoños se morirían por no tener quien les diera de mamar.

De esa manera, la ratona al saber cómo se las gastaba el gato, al salir de su guarida para buscar su comida, primero vigilaba bien por donde andaba Topi, para que no tuviera la menor oportunidad de que la atrapara con sus garras y que al final se la comiera.  

A pesar de esa precaución, Teta, más de una vez estuvo a punto de ser comida por el gato, sin embargo, siempre pudo escapar ilesa de los intentos maestros del bueno de Topi, que nunca fue capaz de comer a la ratona, ni a sus bien enseñados hijitos. Aunque nunca le faltaron otros ratones para estar siempre bien alimentado, sin que sus dueños tuvieran la necesidad de darle otra comida.          


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