POR TENTAR AL DEMONIO

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Sintió un fuerte tirón en su oreja...creyó por un segudo que se le había desprendido de su lugar de origen,giró su pecoso rostro para ver que sucedía y sus ojos saltones se cerraron intermitentemente,se llevó ambas manos a los oídos para cubrirse del segundo tirón que ya le venía.Escuchó entonces la voz enérgica de fray Matías _¡chiquillo de Dios...otra vez haciendo de las tuyas,hace más de dos horas que te espero  y todavía estás por aquí! ¿dónde está lo que ibas a comprar?.El muchacho hizo una ligera reverencia y un poco asustado dijo_perdone padre ,es que perdí el papel donde lo llevaba anotado_ fray Matías fijó su mirada sobre el trompo de madera que el muchacho no había tenido tiempo de recoger del suelo,éste presintiendo la reprimenda confesó arrepentido_es verdad padre me entretuve,pero sólo fue un momento_.

Fray Matías recogió el trompo y le hizo un gesto para que le entregara la cuerda que aún sostenía enredada entre sus dedos y que le colgaba de la oreja derecha,la cual  todavía se estaba cubriendo.Él muy a su pesar se la entregó,haciendo pucheros con la boca en señal de inconformidad.

No era la primera vez que lo sorprendía en una de las suyas,ya sus orejas se habían acostubrado a los constantes tirones de fray Matías.

Marcelino,nuestro protagonista,era el ayudante del cura.Sus padres extremadamente humildes y con una numerosa prole, practicamente se lo habían dejado como compañía_una boca menos_había dicho su padre,como aliviado de un gran peso y por ende de responsabilidad.Desde los diez años vivía con con el párroco en la casa cural que estaba situada justo detrás de la iglesia.

El joven estaba en proceso de cambios físicos y hormonales ,con los que tenía que bregar el viejo cura,que entre regaños y consejos trataba de hacer lo mejor para el muchacho. Éste con la rebeldía típica de la adolescencia le daba constantes dolores de cabeza.

  _Anda y compra los clavos y el maíz , no tardes , de lo contrario te castigaré...no tientes al demonio_Marcelino asintió,metió la mano en el bolsillo sacó el papel y leyó...clavos pequeños,maíz para las palomas _.Contó el dinero y retomó su camino.No había andado mucho cuando las vio.Eran las hijas de Amalia la mujer que trabajaba en la casa cural.Sus tres hijas la acompañaba casi siempre y se habían hecho amigas de Marcelino.

_¿Irán al río ?,pensó,¡sí van al río !.Esto era obvio,puesto que llevaban colgado a sus cuellos las toallas.Él se había escapado en muchas ocasiones con las muchachas quienes con sus picardías y cierta malicia lo iban embobando. Muchas  veces también fray Matías lo había retado por su comportamiento y escapadas,que de una u otra manera el había descubierto._ ¡por tentar al demonio te irás al infierno muchacho_ le decía frecuentemente,con el ánimo de alejarlo de las tentaciones y el peligro.

Sin casi darse cuenta siguió a las jóvenes quienes ya lo habían visto de reojo _nos viene siguiendo ,murmuraron entre ellas y apretaron el paso_tomaron el sendero que las llevaba hasta el río,entre pequeños arbustos y palmeras.Se escondían de cuando en cuando apartándose del camino,sólo para ver la reacción del muchacho y reían burlonamente de sus picardías.

El muchacho seguía detrás,un poco nervioso por temor,según él,a ser descubierto por las jóvenes.Al fin llegaron a la orilla.Marcelino se ocultó detrás de un frondoso árbol de mango y sus ojos casi saltaron de las órbitas,las tres muchachas se desnudaron y con gritos y risas se lanzaon a las frescas y transparentes aguas.Sus ojos no podían dar crédito a lo que estaba sucediendo,muchas veces se había bañado con ellas,pero siempre se lanzaban al agua con sus pantaloncitos cortos y sus blusitas coloridas ,por supuesto que él se bañba con todo y ropa .

Estaba mareado,su vista se nublaba ,notó que sudaba copiosamente_es el calor,el sol de verano, claro esto puede ser_mientras tanto las jóvenes chapoteaban,jugaban y reían pícaramente.Ellas sabían que él estaba espiándolas y se hundían en las cristalinas aguas provocando en la mente del muchacho un mar de confusiones.

En ese momento deseaba más que nada en el mundo estar allí en ese paraíso que lo estaba trastornando_no puedo,pensó,se darían cuenta que las seguí.¡No puedo ver bien!...subió al árbol,desde lo alto podría ver mejor.Su cerebro era todo un torbellino ¡ ay dioses ...que estaba viendo,tres cuerpos desnudos ...tres bellos pares de senos con botones sonrosados.Sintió de repente un extraño tirón entre sus piernas ...pero no era la acostumbrada sensación del tirón de orejas que le daba fray Matías...ahora sentía un extraño placer que nunca antes había sentido . Recordó de momento las palabras del cura... _por tentar al demonio te irás al infierno muchacho_estaba seguro,era el demonio quien lo tentaba.El recuerdo de las palabras del cura y el temor a esa sentencia,hicieron que la erección que había experimentado  desapareciera.

Las muchachas seguían chapoteando en el agua,ellas sabían que él estaba en el árbol mirándolas .Los sentimientos de culpa invadían su corazón.Decidió bajar,pero al hacerlo movió una rama en la que había una casa de avispas ,que al sentir el rose del pie .le invadieron el rostro dejando picaduras por toda la cara. Bajó como una tromba y convencido que había sido tentado por el demonio regresó a toda carrera a la casa cural,llevaba el rostro enrojecido y los ojos completamente hinchados a consecuencia de las picaduras de las inoportunas avispas.

Se detuvo frente a la iglesia.La piel le ardía como brasas,metió la mano al bolsillo buscando un viejo pañuelo para secarse el sudor,pero sólo encontró los apuntes de la compra...clavos pequeños y maíz para las palomas,tanteó con los dedos,había perdido el dinero,había perdido teóricamente la inocencia ,sería castigado por fray Matías , tendría que confesarse y hacer  penitencia,todo esto lo acongojaba un poco,pero el recuerdo de la visión experimentada en el río, además de haberle dejado una agradable emoción,le confirmaba las palabras del cura ..._Marcelino hay un infierno y un paraíso ,no tientes al demonio_entonces  se dijo_fray Matías tenía razón,lo que yo no sabía  era,que uno estaba  justo al lado de otro _y se frotaba suavente los ojos que ya estaban casi cerrados por la hinchasón .

Mientras tanto las musas seguían chapoteando en el río,riéndose del pobre Marcelino quien tendría que confesar su " pecadillo " a fray Matías.

 

 

 


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