Yo pensaba que las heridas que más dolían eran las que te hacías en el cuerpo, pero con el tiempo te das cuenta que hay otro tipo de heridas que duelen mucho más que esas. Me refiero a las heridas emocionales, aquellas que atacan directamente al corazón, aquellas que no te esperas y que te destrozan por dentro haciendo que cambies porque has aprendido que no todo es tan bonito como parece.
Esas heridas que dejan huella y que por mucho tiempo que pase no sanarán del todo, pues se quedan como un tatuaje, un tatuaje de la persona que amabas incondicionalmente pues querías todo de ella todo el tiempo. Esas que dejarán cicatriz, marca de algo que te hizo feliz pero que por desgracia acabó.
Pero bueno, así es la vida, una montaña rusa en la que unas veces se está en el punto más alto y otras en el más bajo. Hay que tratar de ver que mantener algo constante es difícil, algo que yo creía que logré con ella, que nuestro amor iba bien y sin variaciones, pero me equivoqué.
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