El mas caliente despertar

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Abrí los ojos y la vi venir hacia mí, hermosa, caliente, lujuriosa y llena de excitación. Cabello largo y negro, alta y delgada, con un par de pechos descomunales y un trasero que el solo verlo moverse al caminar me hacia babear y lubricar. Yo, sentado en esa camilla de playa, con solo una toalla casi amarrada a la cintura, terminando una cerveza, me recorrí hacia atrás para verla acercarse, con la mirada lasciva fija en mis ojos.

Llevó sus manos a su espalda, y se desanudo la parte superior del bikini y al soltarlo, ahí estaban; perfectas, redondas, firmes, con gotitas de agua de mar. Se inclino me lamio el cuello y luego paso su lengua en mi mejilla, la movió y la introdujo en mi oreja y me susurro… “estoy muy caliente amor” mientras sus manos me quitaban la toalla.

La playa estaba vacía y ella se monto sobre mí y sus manos me tocaban desde el pecho hasta el ombligo.

Yo me quede quieto viendo su actuación de prostituta, vi como sus uñas me desgarraban los costados, como mis manos apretaban fuerte sus senos y ver como abría la boca exhalando y aventando su cabeza, aventando su amplia melena hacia atrás

Mi boca mordía sus senos con locura, sus pezones duros, fueron acariciados por mi lengua que los saboreaba como a un helado. De pronto sentí sus manos tocar mi pene, ella hizo a un lado la tenue tanga azul marino y se trago todo mi fierro con su caliente y lubricada conchita. Sus manos me tomaban por la nuca y, me aprisionaban en medio de su hermoso par de tetas casi sin que yo pudiera respirar. Sus jadeos, gritos y gemidos opacaban el estruendo de las olas del mar, se movía ferozmente y su culo rozaba brutal sobre mis muslos golpeando mis huevos. Sentía su pubis y el puente de su tanga, rozar mi entrepierna hasta chocar con mi ombligo, su humedad me tenía completamente duro y el calor que nacía de su pichita me ponía los huevos duros como nueces. La tome de las nalgas y se las abrí, con mis dedos medio y anular tocaba su orificio anal, estaba lubricado y no dude en meterle hasta el fondo mis dedos, ella se movía aun más fuerte, y sentía que su brutal vagina iba a fracturar mi verga hinchada. Pero eso no le importaba y me cogía como una verdadera puta, sentí sus uñas jalando mis huevos como queriéndolos meter en su culo empapado. En eso, sentí una mordida feroz desde dentro de su vagina y me sorprendí.

Esa imagen tan caliente se disperso en un solo segundo y desperté.

Al abrir los ojos, una figura estaba succionándome de manera depravada mi verga, que estaba dura como el acero y bañada en un fluido que después vi, era saliva.

Ella, mi amada esposa, me despertó con unas ricas chupaditas. Con toda la pasión que tenía en mi ser y las sensaciones con las que amanecí, me senté y la coloque sobre mí, y volví esa fantasía en una delirante y caliente realidad.

La morena de mi sueño no tenía un rostro conocido. Sería fatal gritar un nombre en sueños que no es de quien este a tu lado.


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