¿Te gusto el show?
Por DavidDeSiempre
Enviado el 26/05/2016, clasificado en Adultos / eróticos
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Rebeca, es una de mis vecinas con las que más platico. (A escondidas de mi esposa claro) ya que ella tiene el departamento de hasta arriba y yo subo a tender la ropa, yo lo sé, mandilón pensaran, pero francamente soy muy feliz con mi vida y ahora verán porque prefería subir yo.
Al principio, al ir por la ropa, ella también subía por la suya y no pasaba más de un saludo pero, luego, subía solo a platicar conmigo un pequeño momento. Su marido generalmente no estaba porque tiene un local en el mercado de la colonia y debía estar ahí siempre, por lo que rebeca, estaba sola con sus hijas en casa, pero como las niñas se hipnotizaban viendo tv, ni se percataban de que su madre se ausentaba.
Fue una noche de enero, que yo subí ya con la noche, porque se me había olvidado que tenia ropa tendida. Fui, tranquilamente porque mi esposa ya se había acostado, al subir la escalera que pasaba frente a su ventana. Se vio a la distancia a dos figuras recargadas en la pared moviéndose calientes. Subí si hacer ruido y camine por su azotea casi de puntitas, ella tiene un balcón con escalera donde está su tanque de gas. Precavido baje y me situé frente a su ventana.
Ella estaba pegada a la pared, totalmente desnuda, sus enormes pechos se apretaban contra el frío muro y las palmas de sus manos se detenían y querían empujarse hacia atrás pero era inútil. Un caliente y musculoso cuerpo, también estaba desnudo detrás de ella y la embestía con violencia y le proporcionaba una nalgada fuerte en ese culo hermoso y redondo. Ya llevaba varias porque sus nalgas estaban enrojecidas. Con la mano izquierda la tomaba de su pecho y con la diestra le tomo el mentón de la que, aunque era su esposa, trataba como a las más sucia de las putas y le lamia la boca y le mordía el labio inferior, ella, quitaba la mano de la pared para tomar a su hombre de la nuca y besarlo caliente.
El puso su mano diestra en la cadera de su pareja y la empujo hacia abajo. Solo note como las manos de rebeca se resbalaban en la pared hasta llegar al piso, la puso en cuatro y el se hincó, besó y lamió su espalda y continuo bajando hasta su cadera, nalgueaba con ambas manos sus ya adoloridas pero candentes nalgas, la mordió a la altura del coxis y ella gimió como una loca. Ella lo miraba llena de placer y movía el culo hacia arriba y hacia abajo, sus ojos miraron los míos por un segundo, y me hice a un lado con el corazón saliéndome del pecho. Volví a asomarme y el estaba flexionado, besando y mordiendo sus nalgas. Las abrió y dejo ver un pequeño, rosado y pulsante ano; lo miro y después de contemplarlo, lo comenzó a lamer desesperado, sus dedos índice y medio entraban sin permiso y ella subía y bajaba el culo como cuando bota una pelota, volteaba y miraba a la ventana, después lo miraba a él. Arqueándose volvía a bajar la cara a la alfombra. Dos nalgadas y una chupada mas y entonces, él se paro completamente. Se puso en cuclillas y después de ensalivar su verga, se la introdujo suave y firmemente en su culito.
Al principio se la movía suave, pero conforme se la dejo ir toda, la golpeaba con sus muslos fuerte y violentamente en las nalgas. El se hincó detrás de ella y la cogía a una velocidad impresionante, le puso los dedos en la boca a su esposa y ella los lamió jadeando y con los ojos en blanco. Ella le tocaba con la mano el trasero y de pronto ella comenzó a moverse descontrolada hacia atrás y adelante, se estaba viniendo con un chorro delicioso, que pude ver gotear de sus muslos abiertos mojando la alfombra, el, se la saco y comenzó a chuparle la pichita y le deslizaba la lengua desde el clítoris hasta el ano. Yo saque mi pene que tenía la cabeza completamente mojada al ver su culo y vagina palpitando empapados de placer. Ella me miro y puso su cabeza en el suelo mientras le pegaba con el puño gimiendo como gata en celo, al sentir los estertores de su fenomenal orgasmo con esas lamidas cargadas de lujuria. Tanto su marido como yo, teníamos la verga completamente dura y el, sin más por hacer, le volvió a clavar su miembro de manera anal y pude sentir que era el mío el que entraba. La embistió más violento que antes, y la nalgueaba sin importar el ruido. Abrió sus nalgas y se motivaba al ver su orificio retacado de su envergadura. Sentí correr un rio de placer y no me quedo más que terminar en su piso. El, haciendo la cabeza hacia atrás y viendo profundo el techo, terminó llenándola de su torrente de pasión, sus energías cedieron, y se desplomo sobre la espalda de su amante.
Ambos estaban tirados en la alfombra, boca abajo, desnudos, sudados y cansados de satisfacerse como unos adolescentes. Aproveche que estaban inmóviles para subir nuevamente la escalera y recoger mi ropa, prendí un cigarrillo y me eche humo en la ropa, por si me preguntaban, me tarde por fumar.
Al tercer día subí a tender mis tenis de puma que acababa de lavar. Cuando una voz me sorprendió por detrás.
-¿Te gusto el show? No me vallas a decir que no sabes de qué hablo porque te vi. Es más… tu sabes que te vi. Así que dime ¿Qué te pareció?
-Lo que tú me debes decir es si notaste mi semen en tu balcón porque verte coger me calentó tanto que no pude más y me masturbe viéndote.
-Sí, si lo vi. Y dime chiquito pervertido, al tocarte… ¿sentiste ser tú el que me la metía en mi culo? Porque yo por momentos quise que fueras tu el que me hizo chorrear.
-Por supuesto, me visualice nalgueándote y viniéndome dentro de ti. –Le dije mientras mi pene se notaba excitado debajo de mi pants. Pensé que ahí mismo me la iba a coger o mínimo a chupar pero ella simplemente me dijo…
-pues estas cordialmente invitado a ver las maneras en que me vuelvo puta al coger, solo escóndete bien para que mi marido no te vea. Pero ya no te vengas en mi piso, mejor me esperas y subo a sacarte el veneno. Yo también te he espiado cuando coges con tu esposa, y déjame felicitarte porque también eres muy caliente. Espero que pronto podamos darnos el gusto de una buena cogida, así que si quieres… al rato dejare mi cortina lista para que puedas observar.
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