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Rebelión de las Alpujarras

La Rebelión de las Alpujarras ha sido un acontecimiento ocurrido en España desde 1568 a 1571 cuando mandaba Felipe II, los muchos ciudadanos moriscos del Reino de Granada se revelaron por la Pragmática antimorisca de 1567, que acotaba su autodeterminación educacional. Al derrotar el ejército imperial a los insurrectos, a los sobrevivientes se les repartió por los distintas poblaciones del reino de Castilla, que los moriscos pasaron de ser 100.000 a 20.000 habitantes después de una sangrienta revuelta. Henry Kamen la catalogó como “el enfrentamiento más bestial de los que ocurrieron en el continente en aquella centuria. Felipe II quedo horrorizado por las matanzas de clérigos perpetradas por los insurrectos. De otro lado, los rebeldes sufrieran salvajadas inenarrables. Descontando los muertos y los deportados, muchos han sido adquiridos como cautivos en el país. Por ejemplo Córdoba pasaba de 1.500 moriscos cautivos en 1573”.

Antecedentes: Por solicitarlo el arzobispo de Granada Pedro Guerrero, por creer que los moriscos en tanto que no abandonaran sus prácticas y  hábitos nunca llegarían a ser unos buenos cristianos. En 1565 se convocó un sínodo territorial de los obispos de la provincia de Granada. Que decidieron modificar los modos de argumentación, dejando la de evangelizar predicar y catequizar. Para charlar solamente de coacción. Se pidió al monarca la puesta en práctica de las normas que se suspendieran en 1525, en las que se  ilegalizaban todas las costumbres, vestimentas, creencias, etc. de los moriscos.

Esta solicitud fue estudiada por un grupo de personas especialistas en algunas ramas. Como portavoz estaba el duque de Alba, en esa junta se dictaminó pedir al monarca que se impusieran las leyes hechas en 1525 y que el monarca Carlos I suspendiera por 80.000 ducados pagados por los moriscos de Granada.

Felipe II al estudiar la petición la dio por aprobada y la puso en práctica el 1 de enero de 1567. Los moriscos pidieron pactar la cancelación como hicieran en 1526, sin embargo el monarca no cambió de parecer.

Al conocer los moriscos de Granada esta decisión. Tuvieron juntas a escondidas para preparar una insurrección y el gobierno detuvo a algunos que se intuía eran los culpables. También se pensó en deportarlos y sustituirlos por antiguos católicos.

Los preparativos: En el tiempo que transcurrió desde la puesta en marcha de la ley, los moriscos se dedicaron a organizar la rebelión con todo tipo de detalles. Así tuvieron varias reuniones en las que, en una de ellas se eligió a Hernando de Córdoba y Valor como su líder, por provenir de la estirpe de los califas Omeyas de Córdoba, por eso se apropió  del apodo moro Abén Omeya o Abén humeya.

Los combates: La insurrección comenzó el 24 de diciembre de 1568 en el caserío de Béznar, (Vega de Lecrín), donde los moriscos rebeldes proclamaron como su líder Aben Humeya, al que se unieron muchos otros caseríos y los demás moriscos de las alpujarras. La primera escaramuza se produjo cuando la noche anterior a la navidad entraron en la barriada granadina del Albaicín con varios monfíes para alzar a los moriscos que residían allí, sin embargo al no lograrlo lo dejó, algunos cientos de seguidores lo acompañaron, al revés del levantamiento en Granada, que resultara vital en la finalización del conflicto, que perjudicó a todo el Reino de Granada y cuya evolución se tiene por costumbre en partirla en cuatro etapas.

La etapa inicial no terminó hasta marzo de 1569 y fue la que el marqués de los Vélez y el Marqués de Mondéjar intentaron sofocar el levantamiento. El segundo salió de la capital con destino a la Alpujarra poniendo su campamento en Órgiva (a principios de 1569 tomó los poblados de Juviles y Paterna impidiendo a sus soldados que reprimieran o que saquearan a los moriscos, por lo que se le llamó el condescendiente) y el primero partió de Vélez Blanco, estableciéndose en Terque al este de la Alpujarra. Sin embargo si sumamos a la rivalidad de los dos marqueses, animada por las autoridades granadinas, que acusaron muchas veces a Mondéjar delante del monarca, la expedición no tuvo éxito y la rebelión se renovó por los abusos hechos por los militares, que en demasiadas veces les faltó disciplina. De la parte de los moriscos al inicio de la revuelta le siguió infinidad de acciones de represalias contra los cristianos puros.

La segunda etapa del conflicto se extiende desde marzo de 1569 a enero de 1570 y en este tiempo el dominio fue de los moriscos rebeldes que tuvieron más ayudas, pues los caseríos de las llanuras de otras partes se unieron a la revuelta. A Berja la asaltaron en mayo en donde estaba el acampamento del marques de los Vélez; y tras tener cercada un mes a Serón el 11 de julio la ocuparon; en septiembre cercaron a Vera y a Órgiva en noviembre, sin embargo no pudieron ocuparlas. Los moriscos mataron el 20 de octubre a su líder Aben humeya y Aben Aboo le sustituyó encabezando la insurrección.

La tercera etapa del conflicto comienza a principios de 1570, por estar tan complicadas las cosas, el monarca Felipe II relevó al marqués de Mondéjar y designo a Juan de Austria (medio hermano suyo) para liderar a unas fuerzas llegadas desde Italia y del Levante peninsular, que relevó al ejército granadino. El 10 de febrero, don Juan de Austria ocupa y manda derruir Galera, tras un sitio de cerca de dos meses, Serón en marzo cae, marchando seguidamente a la Alpujarra a últimos de abril, acampando en las tierras de Los Padules, en donde se les sumo una milicia liderada por Gonzalo Fernández de Córdoba, duque de Sessa, que saliera en febrero de Granada y traspasara la Alpujarra de oeste a este. Mientras, que una tercera milicia liderada por Antonio de Luna salía de Antequera para llegar a primeros de marzo al monte de Bentomiz, en donde los moriscos ofrecían resistencia.

La cuarta etapa del conflicto se alarga por el espacio de más de un año. Don Juan de Austria se metió en las Alpujarras con la fuerza de las armas y destrozó a las viviendas y a las cosechas, matando a los hombres, llevando presos a niños, mujeres y ancianos moriscos que hallaron en su camino. La progresión del ejército del rey hizo mella en las fuerzas moriscas entre los que querían seguir luchando y los que deseaban pactar la capitulación. En el Fondón de Andarax, en mayo se llevó a cabo un dialogó por el cual infinidad de moriscos se rindieron o se marcharon al norte de África. Algo más tarde Hernando El Habaqui, jefe de los que quisieron pactar, fue apresado y ajusticiado por mandato de Aben Aboo. Las batallas se trasladaron a la Serranía de Ronda, en donde los moriscos revelados el 7 de julio desvalijaron a Alozaina y acumularon sus tropas en el monte de Arboto. Aunque de allí, el 20 de septiembre fueron expulsados por el duque de Arcos. Y desde ese enfrentamiento empezó la deportación de los moriscos de todo el Reino de Granada.

A pesar de que al comenzar octubre de 1570 la deposición de las armas por parte de los moriscos fue cada vez mayor, algunos millares continuaban sin rendirse. La mayor parte se escondieron en las muchas grutas que existen en las Alpujarras, donde fallecieron infinidad de ellos asfixiados por el humo de los fuegos que hacía el ejército del rey en sus accesos para que salieran.

Para 1571, Juan de Austria conseguiría acabar con la insurrección en el territorio de las alpujarras, después de ser vencidos en la fortaleza de Juviles, los últimos insurrectos, fueron sitiados en sus grutas, donde fue asesinado Aben Aboo por sus subordinados en una gruta de Bérchules.


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