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Yo aterrorizado, trataba de evadir a estos repugnantes seres, hasta el punto donde llegue a una especie de altar, donde mi cuerpo se encontraba colgando de una soga por el cuello y unas cadenas apretando ambas manos y piernas. Mi cuerpo estaba siendo vigilado por dos entidades mucho mayores a los demonios, insignificantes comparados con estas dos abominaciones.
No entendía lo que sucedía, así que decidí acercarme hacia mi cuerpo, ese que yacía colgando, no les preste atención a los guardias, simplemente sentía como algo me decía que tenía que ir hacia mi cuerpo, para averiguar quién soy en realidad, para tener una identidad.
Parecía ser mi día de suerte, los guardias no se percataron de mi pequeña visita, ya que eran de un tamaño colosal. Cara a cara observando mi cuerpo colgando, acerque lentamente mi brazo derecho, y con la punta de los dedos procedía a tocar mi cuerpo, pero antes de que eso sucediera, como en una película de posesiones, mi cuerpo empezó a moverse, mirándome a los ojos, empezando a tomar ese color grisáceo lleno de putrefacción, sus movimientos eran muy bruscos, con una mirada descontrolada, parecía tener espasmos por todo su cuerpo, y mucho dolor, ya que no paraba de retorcerse mientras colgaba del cuello. De repente escuche una voz, proveniente del asqueroso cuerpo putrefacto que colgaba de la soga, lo extraño es que sus labios no se movían, podía sentir el odio de sus palabras mientras me auto castigaba, y de manera desesperada pedía que se le desataran las cadenas, para poder dar rienda suelta a todo su poder, poder que se incrementaba, ya que estaba logrando devorarme lentamente, empezando por mi mente.
Los deseos de aquel ser era todo lo contrario a lo que amaba ser, empecé a sumergirme en el dolor de sus palabras, quería salir y ser algo más que siniestro en nuestro ya hediondo mundo, controlar la humanidad y consumir la vida de cada ser vivo, reprimiendo cada vez mas lo que algún día fue de mi, ahora la sombra que traía el disfrutar del sufrimiento opacaba mi ser, aquel que algún día quiso hacer las cosas bien, y lamentablemente ya no reposaba sobre ningún lado de la tela. Atrapado en mi realidad, imagine como ese ser horripilante, que colgaba de su cuello empezaba a atraerme, no podía controlar mis movimientos, esa terrible entidad empezó a incorporarse dentro de mí, consumiendo mi alma en su cuerpo, absorbiendo mi fuerza y poco a poco mi verdadera esencia. Justo en el momento que terminaba de unirme con mi otro yo, sentí repentinamente como un espejo se quebró bruscamente, y de un movimiento rápido y lleno de frenesí me desperté, pero ya nada era igual, ya no tenía la sensación horripilante de aquel ser que devoraba mis entrañas, pero tampoco podía percibir un rastro de felicidad, mi caminar ahora era silencioso.
Fui directamente al baño de mi alcoba, allí estaba el espejo más cercano, decidí observarme, y fui allí donde me di cuenta, que ahora ese repugnante ser había terminado conmigo, no era más que un pedazo de carne andante, sin metas, sin emociones, sin sentimientos... mi verdadero yo ahora estaba custodiado por dos colosos y un espeluznante ser lleno de oscuridad.
Soy un cuerpo, vacío, frío y despreocupado, mis ojos apagaron su brillo, dejando que la sombra los rodee, tiñendo así mi rostro con una expresión de terror para aquellos que aun están en vida.
Extraño, no encuentro manera de resolver por que al cerrar los ojos siento que un ser aprisionado lucha por ser libre. Al abrir los ojos olvido aquella sensación, tan leve, tan débil.
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