Segunda Carta - El dolor siendo nuestro Maestro

Por
Enviado el , clasificado en Reflexiones
1122 visitas

Marcar como relato favorito

12/08/2014

Querido amigo...

Ha pasado ya algún tiempo desde la última vez que escribí. No puedo definir mi estado actual, a veces estoy bien, otras no tanto.

A veces esos pensamientos se apoderan de mi mente, la sacuden y me dejan totalmente en cero. Pero no es una ilusión. Estoy en cero. Él ya dejo sus promesas a un lado, prometió que a pesar de todo estaría para mí. Pero dejo de estarlo, ya no está. Solo estoy yo y mis dos brazos para confortarme. Le he dicho a mi madre que todo ha terminado, ella lo tomo bien. No como yo.

Ayer en la mañana, pensaba que todo estaba bien. En la noche todo hizo un giro drástico y malévolo, un golpe bajo y fuerte. Estoy decepcionado. Siento que en tres años jamás me acerque a conocerlo. Y duele. Y sé que el dolor siempre está allí, enseñándonos, siendo nuestro maestro; pero no está mal desear alejarse del dolor. Cerrar los ojos y fingir un desaparecer, dejar de ser tú, dejar que lo que te rodea ya no lo haga. Aunque sea solo un par de segundos.

Lo he borrado del móvil, de mi red social, y quisiera sacármelo del pecho. Las puñaladas internas cada vez que leía un estado en su muro. Una actualización en el móvil. No me mal interpretes, me gusta saber que está bien, pero no deja de doler. Porque presiento que ya me ha olvidado, y que ya era historia antes de terminar.

Siento que dejo de amarme hace mucho rato. Que los rumores son ciertos, que está con alguien más. Pero a pesar de todo eso. Hay algo que sé. Él está vacío por dentro. Infectado por su propio veneno silencioso.

A veces quisiera correr hacia él y abrazarlo. También quisiera llamarlo y escuchar su voz, escribirle y saber que está bien. Pero él está bien. Así que debo superarlo, afrontarlo, levantarme una y mil veces y darme cuenta que esa es una pared de ladrillos de diez metros que no podre atravesar. Que debo salir de ese callejón y afrentar mi destino, que por cierto, está lejos de él.

Hay pequeños detalles en nuestro camino, que nos enseñan. Él me enseño el amor, el engaño, la verdad, el desamor, la costumbre, la exigencia, las mentiras, la presión, la libertad. Ahora he abierto mis Alas y es hora de echarme a volar a un horizonte nuevo. Pero si algo tengo que recordar es que he de apuntar a la Luna, si falló, al menos estaré entre las estrellas.

Con Amor Siempre.

-F


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed