El Lugar Donde Te Conocí (2/3)
Por TheEvilKing
Enviado el 02/06/2016, clasificado en Amor / Románticos
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Aquella misma noche su madre le anuncio de la llegada de unos vecinos a los cuales habían invitado a la cena para recibirlos en el vecindario, le ordeno ponerse su mejor vestido y le pidió que se llevase bien con los hijos de aquella familia pues esperaba con fervor que se crease una buena relación con la misma, entonces fue en aquel momento cuando tocaron el timbre y Rose se apresuró a colocarse al lado de su madre al abrir la puerta para ver a un par de chicos y los padres de los mismos, parpadeo al ver varias veces al mayor de los pequeños pues era el chico con el cual se había encontrado toda la tarde – Roseline ellos son Regina, Jack y sus dos pequeños hijos Sebastián y Sean – comento su madre señalándolos con la mano abierta mientras luego se dedicaba a saludar a cada integrante de la familia. Rose mantuvo su mirada fija en Sebastián, el cual alzo su mano derecha saludándola con una sonrisa cautiva en su rostro.
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Volvió al presente con la mirada fija en las calmas aguas del lago y con una sonrisa que adornaba su rostro, mientras un par de segundos más tarde sentía como un par de brazos la rodeaban desde su espalda abrazándola con cariño, entonces sonrió aún más. – Recuerdo haber prometido que te haría feliz ¿Lo he cumplido? –pregunto Sebastián aun con sus brazos rodeando a Rose, y ella parpadeo simplemente asintiendo rápidamente tomada por sorpresa – Claro, lo has hecho. – afirmo mientras giraba el rostro para posar sus labios sobre la mejilla de su chico, el sentimiento se intensificaba cada vez más. Entonces fue en ese preciso momento en el cual el chico se tornó de pie frente a ella y se arrodillo con una lágrima en su mejilla mirándola, él la amaba como a nadie, era su razón de vivir jamás había tenido un sentimiento tan fuerte hacia alguien. – Una vez te pedí eterna sinceridad y la cumpliste –comenzó con suavidad mirándola a los ojos – Me dijiste que aún no me amabas, dos meses atrás –bajo la mirada un segundo y respiro con fuerza tratando de recobrar su el ritmo natural de la misma. –Y lo único que pensé fue, debo esforzarme más. –sus labios temblorosos articularon aquellas palabras de auto consuelo, jamás el sería capaz de perder a la chica que fue capaz de tocar su corazón sin tan solo utilizar las manos. –Me dijiste que me querías, y sentí que faltaba por sentir más. Aunque hemos pasado muchos años juntos siempre está la sombra de nuestros padres pensando que nuestra relación mejora sus planes económicos y eso aunque no lo parezca se que interfiere entre tú y yo, quiero que sepas que nadie te fuerza a estar conmigo –confeso de manera lineal y directa volviendo su mirada a los ojos grises de la pelinegra, la cual le miraba fijo con aquella serenidad envidiable por todos. Ella continuamente se sentía culpable por no amar a Sebastián como el lo merecía, pero jamás fue capaz de mentir respecto a su sentimientos ¿para qué engañarlo diciéndole un falso te amo? Sabía que si hacia tal cosa demostraría que él no se había ganado ni siquiera aquel sentimiento llamado “querer” .Sus ojos grises se enfocaron en los color chocolate y su delicada mano acaricio su suave mejilla mientras sus miradas se reconectaban, ella no sabía que decir, se encontraba muda porque Sebastián había dado en el clavo; después de todo aquello era su especialidad, siempre supo cuáles eran los tornillos que se debían apretar.
El al notar que ella estaba helada y sin respuesta tomo su mano y la acaricio con fiereza como si no quisiera soltarla –Entonces déjame…-respiro entrecortado mientras se limpiaba las lágrimas y sacaba una cajita pequeña que tenía guardada en su bolsillo, y la abrió –Déjame ser tu esposo, Srta Domènech, conviértete en Roseline de Montrevil y ven a vivir conmigo, solos tu y yo. Independiente de nuestros padres, mi trabajo será suficiente. –le pidió mientras Rose lo observaba ella realmente estaba helada, era una total sorpresa ¿Qué debía responder? No lo amaba pero lo quería más que a nadie, era el único en quien podía confiar ¿si le decía que no, seguirían sus padres y sus sombras oscureciendo su relación? Bajo la mirada y tomo la caja mirando un anillo de oro blanco con un diamante de adorno. Ella cerro los ojos con fuerza se sentía tan atada ahora mismo, y tenía el poder de desatarse ¿pero podría dejar su vida de lado y comenzar de cero? Eran muchos miedos encontrados al mismo tiempo tenía miedo que si rechazaba a Sebastián, él se fuese herido; ella jamás sería capaz de herirlo, ella lo único que quería era mantenerlo a salvo – ¿No puedes responder cierto? Tantas dudas en tu cabeza. –él bajo la mirada soportando el dolor que la duda causaba. “Sebastián, Sebastián, Sebastián” Repetía en su cabeza raramente no pensaba en nada más y asintió después de casi media hora helada de tan solo respirar en aquel lugar, se levantó y se le lanzo encima causando que el castaño se cayese y ella encima de él sobre la grama –Si, si,si,si hazme olvidar de mis padres, de sus problemas, de sus negocios, y solo hazme pensar en ti y en mi prométemelo Sebastián – pidió mirándole a los ojos con intensidad, sus dudas se habían aclarado y todo lo que deseaba en aquel instante era probar la suerte que su chico le prometía, pero su corazón palpitaba tan rápido tan emocionado que no dudaba de él – Si, por supuesto que lo prometo Rose – y su promesa, siempre hayo la manera de cumplirla sentía como las cadenas que sus padres le habían atado para mantenerla a su raya se habían quebrado con tal facilidad que no se lo creía ella misma: después de todo tenia años tratando de romperlas con tanta fuerza como fuese necesaria sin tan siquiera hacerle un rasguño y ahora frente a su chico había visto como se caían con facilidad, y lo descubrió pudo ver con sus ojos y no los de sus padres, no sabía si aquello era querer pero pensaba que era algo más.
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