Caricias deliciosas pero compradas
Por DavidDeSiempre
Enviado el 07/06/2016, clasificado en Adultos / eróticos
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Es un día caluroso en esta hermosa y estresada ciudad, el doble no circula y manifestaciones, remarcan la abundancia de gente en el zócalo capitalino. Salgo de la estación del metro y al fin puedo descansar de la sucia imagen que me perturbo en aquel vagón, una escultural chica de piel clara y ojos hermosos. Me provocaba tomarla del pelo y arrancarle la ropa con salvajismo, me incitaba nalguearla, penetrarla con fuerza por detrás. Me estaba calentando demasiado y la verdad ya me comenzaba una erección dentro del metro y agradecí que por fin ella se bajara en la estación pino Suarez.
Camino por 20 de noviembre y por fin llego a mi cita, debía entregar unos documentos en un establecimiento que me pidió resolver un pequeño conflicto fiscal del cual, rescate una multa que ascendía a los $50,000.00, pude interponer un recurso con lo que mi cliente se evito pagarle al fisco.
Mi cita ocurre y mi cliente me paga lo pactado, después de un par de whiskies me honra con un pequeño sobre y me despido.
En el sobre hay tres mil pesos extras con una nota, la cual ni me molesto en leer y solo tomo el dinero metiéndolo en mi saco. Tengo tiempo de sobra y decido recorrer una calle muy atractiva para mí en ese momento. La calle san jerónimo hasta topar con plaza san pablo. Por supuesto la que está repleta de chicas de diminutas faldas que se arrepechan en la pared.
Desde que se gira la calle se ven muchas y muy variadas chicas con excelentes propuestas pero en este momento no me interesan los servicios de calle. Doblo en una entrada y camino muy rápido, me revisan en la entrada y me indican subir al primer piso.
Termino de subir la escalera y una gama de chicas de mayor elegancia están sentadas en un sillón corrido color hueso, una dama de unos 48 años me recibe, me da bienvenida, yo saludo tranquilo y me ofrece a las más jovencitas que tiene en el menú. Recorro con la mirada a todas empiezo a pensar.
-A ver a qué hora mamacita, ¿esta es la hora de entrar a trabajar? Escucho detrás de mí y la dama que me recibió me toma del brazo.
-¿Cómo ve a estas chamacas?, no ven que la casa pierde si el personal llega tarde.
Mis ojos ven a la mencionada chica y mi cuerpo se eriza completo. Era la dama del metro, la que tantas ganas me provoco, y me hizo fantasear tan rico pero ahora portaba una minifalda diminuta que dejaba ver sus espectaculares y monumentales piernas. Sus zapatillas extremadamente altas pronunciaban las curvas de su enorme trasero, un maquillaje discreto pero muy sensual y un sostén plateado que entalla perfecto su espectacular pecho me reconocieron tanto como yo a ella.
-¿Te gusto ella? Pues de una vez llévatela, dale la bienvenida para que empiece el día con el pie derecho.
-¿cuanto?
-Mil quinientos, ilimitado.
-Perfecto
La tome de la mano y juntos caminamos a las escaleras, se adelanto y comenzó a subir dejándome ver su majestuoso culo. Lo movía exageradamente cachondo y podía observar el hilo de su diminuta tanga blanca, cuando terminamos de subir ya tenía mi pene erecto y estaba completamente caliente, me coloque detrás de ella y la apreté de la cintura pegando su cuerpo al mío tallándole toda mi erección.
Subí mis manos por su abdomen y apreté sin mesura sus perfectos senos, no eran naturales pero eso ¿que importaba? Dimos unos pasos y una puerta estaba entre abierta, pasamos junto a esta y unos gritos llenos de pasión salían de ahí, me acerque y el golpetear de dos cuerpos me calentaron más aun. Una chica morena estaba montada sobre un hombre de unos 45 años, ella lo cabalgaba con tantas ganas que se escuchaba sus nalgadas en todo el pasillo.
Mi chica se acerco y mirándome con lascivia me agarro de la verga, la masajeo mientras yo continuaba mirando, me metió la mano bajo el pantalón y yo lo desabroche ahí mismo. Ella me jalo de la mano hacia nuestro cuarto pero no me moví y le pedí que me la chupara.
No le quedo de otra y se pudo de rodillas, con sus manos me masturbaban y comenzó a chuparla metiéndosela toda. La pareja de adentro nos miraba en esa posición y sus ganas aumentaron porque él, la nalgueaba con ambas manos y ella se apretaba los pechos gimiendo más alto, yo tome de los cabellos a mi pareja y le pegaba su cara para meterle mi verga caliente hasta adentro.
La movía muy rápido y ella me agarraba de mis nalgas, me estaba calentando al máximo y no pude más. Jale su rostro y camine hacia nuestro pequeño cuarto.
-vente chiquita, ya no aguanto más lo que quiero hacerte.
-¿Ya quieres cogerme papito?
-Mi amor, desde que te vi en el metro quise romperte ese culote con mi verga.
-Ay que rico mi amor. –Me dijo ya muy caliente
La puerta estaba entre abierta y así la deje, tire mi saco y me desabotone la camisa. Ella solo se desabrocho el bra y sus enormes pechos saltaron a la vista. Me quite el pantalón con todo y bóxer y ella me la volvió a chupar, me hice un paso atrás y la levanté. La gire, comencé a morder su espalda y acariciarle las nalgas, mi respiración y mi pulso estaban fuera de control, la nalgueé y resbalaba mi pene entre sus prominentes glúteos mientras mi mano empujaba su espalda hacia abajo.
Encorvada, me éxito mas, con solo ver su culo esperándome ansioso, ensalive mi pieza y también lubricaba su orificio anal, ella giro la cabeza y me miro sorprendida.
Ni siquiera le di tiempo a que me preguntara nada, mi miembro estaba entrando con furia dentro de su exquisito esfínter. Suavemente lo sacaba y lo volvía a empujar gradualmente más adentro, seguí moviéndoselo hasta que su espacio estaba completamente invadido de mi carne. Cada que lo deslizaba me apretaba rico y no tardo en lubricarse completa, con el culo jugoso la arremetía con más velocidad y fuerza. Sus manos se aferraban a las sabanas de la cama y sus tetas se columpiaban cachondisimo con el vaivén de nuestros cuerpos, el sonido de nuestros aplausos se escuchaba cada vez más fuerte y caliente.
Note que una sombra estaba en la puerta y me di cuenta que era la pareja que yo estaba viendo. Ahora él, se estaba masturbando y la chica ya estaba entrando acercándose a mí, se incó y le proporciono una fuerte palmada, saque mi pulsante pene y ella me lo lleno de su caliente saliva regrese a meterlo donde estaba y ella se tocaba, se puso en cuclillas y se lo metí también por el ano, después de unos movimientos se corrió muy rico jadeando sin parar. Mi dama estaba en cuatro y yo quise explotar en su orificio.
Se lo introduje y luego unos movimientos, preferí quitarme el condón y las dos esperaban mi caliente semen, masturbe un poco y finalmente les bañe de leche las chichis.
Un recuerdo muy grato (entre otros) de esa casa de citas.
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