Mi abuela Final

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MI cabeza iba a estallar. Habría hecho un pacto mi abuela con el diablo realmente?, Porque tenía que mantener mi nombre?.

No me atrevía a abrir la agenda de nuevo, no paraba de dar vueltas al asunto y entonces lo comprendí todo. Quería que me llamara Carlos porque el nomdre tiene seis letras, al igual que mis apellidos, 666.

El número del diablo y los seis de junio, eran otra muestra más de que la leyenda era una realidad. Para ser mas exacto, ella murió el cuatro de junio, la enterramos ayer cinco y hoy es seis de junio del 2006, otra vez el 666.

Corrí de nuevo a la agenda, con mas miedo que otra cosa, pero necesitaba saber si hoy sería el día de mi muerte.

Me puse a leer detenidamente todo, mi abuela, sabía hasta que día iba a morir ella. Se las apañó para que fueramos el párroco y yo, los únicos que acudiéramos a su entierro. Tenía planeado con todo detalle, cada uno de los pasos a seguir, incluso el lugar donde debían enterrarla.

Al parecer no la podían enterrar en el panteón familiar, porque las almas de sus hijos y esposo la retendrían para que no hiciera mas daño. ¿¿ Pero que daño puede hacer un muerto??.

Continué leyendo y descubrí, que la valla del cementerio se amplió en la década de los treinta, a causa de la cantidad de muertos por la guerra civil, y en la parte norte del cementerio, donde está enterrada ella, no se llego a bendecir, por lo que no es tierra sagrada.

Los pasos, de nuevo,  interrumpieron mi lectura. Mi corazón estaba acelerado, esta vez no grite preguntando si había alguien ahí, mire el reloj y eran las tres. La noche iba a ser eterna, pero debía continuar mi lectura.

Ya por fin, comprendí el porque la aldea estaba vacía y el miedo de vivir junto a mi abuela de todos los habitantes de la misma. Miedo, que cualquier persona tendría a vivir junto al mismo diablo y que les hizo renunciar a todas sus posesiones y a evitar que otros vivieran junto a ella.

Por fin encontré la parte relacionada con mi llegada a la aldea. Relataba con detalle cada uno de los pasos que iba a seguir, exactamente y sin el mínimo error, hasta el lugar donde dormiría y que leería, pero cual fue mi sorpresa, que a partir de las seis de la mañana, las paginas estaban en blanco. Otra vez el puñetero número del diablo. Seis de Junio del 2006, a las seis de la mañana, se queda en blanco la agenda......

 

 Han pasado dos años de aquel episodio y a día de hoy, sigo haciendo cada mes un acto de auto-exorcismo.

Al llegar a las seis de la mañana de aquel fatídico día, sentí un calor abrasador en mi cuerpo, oí retumbar las paredes de la capilla y noté como el alma de mi abuela me consumía por dentro.

Han pasado dos años y gracias a mi fe en Dios y a mi constancia con lo exorcismos sigo siendo yo, pero los seis de junio de cada año un fuego me quema por dentro, dejando en mi pecho las huellas de su intento de posesión.

La agenda de mi abuela, se escribe día a día y mientras aguante no verá nunca reflejada la fecha de mi muerte.


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