Él es mi pronombre favorito

                Todas las personas que conocemos, en mi opinión personal, tienen un propósito u objetivo místico y mágico en nuestra vida.   Pero el de él no he logrado descifrarlo, solo sé que no es uno pequeño, sino algo significativo, porque eso me grita la piel cuando le tengo cerca. 

                Aquí rebuscando en los rincones de mi mente, pude sonreír encontrando un recuerdo: La primera vez que le vi, sus ojos claros me atraparon, dentro de aquella serenidad, confianza y más allá de eso, un lazo que había buscado estaban. Y como si fuese poco, hubo un abrazo, uno nada similar a lo común, quizá para él sí, para mí fue increíble, porque la sensación de seguridad arropado en sus brazos se amplificaba, al igual que todo lo que había en él.  Eso solo me hacia anhelar otro, en su defecto irreal, retroceder y repetir hasta aburrirme, aunque no puedo asegurar de hacerlo.

                Él no solo es una cara y ojos bonitos, es conocimiento, sabiduría, es humildad y cariño.

                Él no es el jarrón caro y hermoso que adorna la sala para los invitados, pero ésta vacio. Él es aquel que tiene delicados trazos de colores, lleno de abono y crecen las flores, unas particularmente cuidadas, muestra de afecto, con pétalos pintados de un color verde, o algún azul que muestre calma; algunos pensaran que son artificiales y admiraran su hermosura y juventud  eterna, pero muy pocos sabrán que en realidad son tulipanes de color lila, tan reales, creciendo lentamente. No todos pueden ver más allá de él y sus ojos para conocer su verdadera esencia. Algunos se conforman con ver sin conocer el origen. A veces puedo incluirme.

                Él es especial, es cierto que son pocas las veces que hablamos y más aún las que nos hemos visto, pero las mejores cosas más que ver, se sienten, y a él puedo sentirlo al leerlo, casi puedo verlo con su gran sonrisa y ese tono de voz único que tiene, que se me hace tan armónico a oír.

                Mágico es que me haga sentir tanto cariño y querer por él.

                Quizá no solo su nombre es de Ángel, quizá es uno encubierto.

                Una caricia a distancia en su mejilla es lo que desearía hacerle llegar, junto con un abrazo de los que tanto me gustan.

                Si tuviese la oportunidad de elegir entre haberlo conocido o no conocerlo, la hubiese tomado y lo volvería a querer.  Porque aún me queda mucho rato para descubrir su propósito en mi vida.

-F