Las mujeres o al menos las que se creen que lo son, y ahí, debería esclarecerse según el caso, dicen que la belleza interior las seduce. Este tópico nadie se lo cree y por lo tanto, para poder negarlo he contratado a un inventor talentoso de aquellos que ya no hay, para que me fabrique un hombre feo. Necesito un espécimen que aglutine todos los defectos e imperfecciones físicas de la raza humana masculina y presentarlo en sociedad. No es para nada una idea descabellada aunque podría parecerlo.
El inventor en cuestión es una eminencia. Posee no sé cuantos posgrados y especializaciones; y tengo entendido que le gusta coleccionarlos como aquel que tiene títulos nobiliarios o latas de conserva y tener provisiones de que disponer en caso de emergencia, por ejemplo si hay guerra. Él es un hombre directo. Me dice:
-¡Fulgencio! El primer paso a desarrollar es un estudio de mercado y detallar que características concretas desarrollan el sentimiento antiestético y repulsivo físico a una mujer.
Le contesto con cara de sumiso y con total disponibilidad de atender todas sus necesidades:
-Usted es dueño de mi deseo y acataré sus designios. Me gustaría preguntarle ¿Cómo cree que tenemos que definir y elaborar el estudio? ¿A través de encuestas telemáticas; a puerta fría y/o en la calle? de esta forma, ¿Podríamos implementar los datos en un estudio multivariante y extraer datos vinculantes a trabajos sociológicos aplicados, no? ¡Seguro que elaboraría usted unos resultados provechosos y concluyentes para nuestro fin! ¿Cierto?
Me estaba emocionando por momentos cuando después de unos breve silencio me contesta:
-Querido, si hubieras estudiado ya serías un catedrático de prestigio, y de alguna cosa. Pero si te tengo que decir la verdad, no sé de que me estás hablando. Yo había pensado un modelo práctico e intuitivo.
Tomaremos cinco fotografias de entidades humanas peculiares:
Carmen de Mairena, Mariano Rajoy, Hugo Chavéz, Carlos de Gales y Evo Morales. Haremos unas impresiones gigantes en blanco y negro como las que ponen en los andamios de edificios que están en obras de rehabilitación de fachada, una al lado de otra, las cinco seguidas. Pondremos cinco camiones de tomates maduros como los que venden a veinte céntimos el quilo en algunas tiendas de El Raval de Barcelona. esperaremos un hora mientras dos mil mujeres de diversa índole. Liberen sus feromonas a través de esos tomates contra la cara gigante más desfavorecida por la genética de sus ancestros. El retrato más embadurnado en consecuencia directa, será aquel que denota y supura más malestar visual. Por lo tanto y de esta forma obtendremos un buen modelo de base.
Tengo que hacerte una aclaración: no soy inventor, soy cirujano plástico y por lo tanto el personaje seleccionado de entre éstas cinco opciones será tu nueva imagen. Te operaré con tal precisión que serás un clon perfecto y a partir de ahí veremos si tu esposa té dice que te quiere igual, tal como te había dicho siempre y comprobarás en tus carnes si es verdad o no, el problema que me has planteado: saber si las mujeres se enamoran de la belleza interior de los hombres.
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