LA ESTÚPIDA SENSACIÓN DE SER NORMAL

Nuevamente tuve ese deseo incontrolable de ser normal, ya saben, ir de una vereda a otra como un simple espectador desa vida estúpida e irracional con la cual te topas a diario y que inevitablemente formas parte "aunque lo más profundo de tu ser lo niegue y esconda" como sea que sea el caso lógicamente; viendo gentes iguales a mí, aburridamente apuradas y todos igualmente como yo, con una linda vida de mierda.

Esta vez le tocó ser participe de mi amargada presencia a un típico centro comercial, desos que se ven en la Tv y que generalmente está atestado de gente que presumen de su condición actual (emocional o plusválica) y que engañosamente admiras lo bien que ocultan eso (qué) en un principio no se puede ocultar. Como desesperadamente usan una de esas máscaras que se cambian a menudo y con una rapidez digna de obras de teatro, visten sus penas con el consumismo traidor y vil de los tiempos modernos, del cual hipócritamente yo no escapé; mirando desdeñosamente y excesivamente unas vitrinas de lencería fina para regalarle a mi futura víctima "perdón novia".

Y... Tal vez por eso,  durante muchos minutos fue que coqueteaba con la vendedora de una tienda de fina lencería, con cosas y preguntas demasiado inútiles que torpemente yo hacía, y preguntaba, solamente para sentirme de lo más normal posible y de los cuales todos y cada uno de mis métodos ampliamente estudiados minuciosamente, fueron fructuosamente desechados por la sensual vendedora que sinceramente creo yo era lesbiana, pues no podía concebir como no caía rendida a mi repertorio de cosas inútiles que afanosamente decía y decía... En fin.
Ese fue el detonante para seguir con mi linda y estúpida vida de amargado, yéndome de aquel lugar y pensando nuevamente qué fue de ese incontrolable deseo de ser una persona normal, sí las personas normales nunca escuchan las cosas inútiles que siempre quiero decir...