Son las tres de la mañana y a penas puedo conciliar el sueño. Este calor es horroroso.
Miro el móvil para distraerme un poco, reviso instagram, comento alguna que otra foto de alguna amiga que está de fiesta y de repente me llega un mensaje.
-¿Estas despierta?
No puede ser! Parpadeo atónita ante la pantalla como una idiota.
¿Que querrá ahora? ¿Querrá verme?
No se que responderle, sinceramente tengo ganas de gritarle y decirle que no quiero saber nada de él, que ya estoy cansada de su juego sucio y que se olvide de que existo. Pero finalmente me trago todo ese orgullo y decido contestarle lo más simpática posible. -¿sii!! Por qué?
Su mensaje no tarda en llegar, intento leerlo sin llegar a abrirlo y sus primeras palabras ya empiezan a alterarme.
"¿Quieres que nos veamos, hacemos algo? Dejo que seas tu ....
Finalmente lo abro y veo como continúa, dejo que seas tu la que decide que haremos.
Este idiota que coño se ha creído. Que deja que sea yo la que decida que haremos... No pienso verlo.
-Estoy ocupada ahora mismo . Buenas noches!
Dejo el móvil e intento dormirme aunque después de esto será misión imposible.
Mi teléfono empieza a vibrar y la pantalla se ilumina reflejando llamada entrante de Alex.
Hago caso omiso y apago el móvil para que no me moleste más. Nuevamente intento conciliar el sueño cuando escucho el pito de un coche que está en la calle y que parece no tener intención de parar.
Deseando que no sea él, me pongo una camiseta que encuentro encima de mi escritorio para no salir desnuda y abro la puerta.
- ¿Tu eres imbécil o que te pasa? Vas a despertar a mis padres!
- Solo quería estar contigo un rato. Sube al coche.
-No pienso subirme a ningún sitio.
- Está bien, lo haré yo.
Sin más preámbulos se acerca hacía mi, me levanta del suelo y me mete dentro de su coche.
Aunque grito para que me suelte, en el fondo quiero estar allí dentro, con él, los dos solos.
-No pienso dirigirte la palabra.
-Tengo otros planes en los que no hace falta hablar.
Alex, siempre tan seguro de si mismo, logra sacarme de mis casillas.
Estoy absorta en mis pensamientos, mirando hacía el cristal para evitar verlo, cuando empieza a rozarme el muslo.
-¿se puede saber que haces?
- ¿No puedo tocarte?
-se supone que solo somos amigos y los amigos no hacen este tipo de cosas.
-pues entonces, no quiero ser solo tu amigo.
No entiendo nada, hace una semana habíamos dejado clara nuestra postura y que entre nosotros no podía seguir pasando nada. Cosa que decidió él y a la que yo me mostré conforme, aunque eso me rompiera el corazón en mil pedazos.
-Alex, quiero bajarme. Para el coche por favor, no puedo más digo con lagrimas en los ojos.
Mis palabras parecen ablandarle y decide parar. Me ve llorando y me abraza intensamente.
Siento su olor y miles de recuerdos aparecen en mi mente. Recuerdo entonces aquella vez que lo hicimos en la playa. Fue tan excitante...
Mi respiración empieza a agitarse y el se da cuenta. Una de sus manos empieza a acariciar mis piernas que solo permanecen cubiertas por la poca tela que cubre la camiseta.
Sabe como hacer que quiera más y me roza ligeramente justo por arriba del filo de mis braguitas. Mi vientre se contrae de manera involuntaria y me dedica una mirada pícara.
Cada vez se esta acercando más, y con la palma de su mano masajea mi parte más íntima.
Se acerca a mis labios y justo cuando vamos a besarnos se aparta. Le encanta jugar a este juego. Se ríe y no puedo evitar reírme con él.
Me muerdo el labio y noto como se excita. Su erección es más que notable debajo de sus tejanos y decido decicarle algo de mi tiempo.
Acaricio su miembro por encima de la tela muy suave, lentamente le desabrocho la cremallera y sigo acariciándole ahora por encíma de los boxers. Decido jugar a su juego y paso mi lengua por el filo de estos. Gime.
Quiere más y yo quiero darle el cielo.
Sigo con mi boca por allí abajo regalándole besitos aún con la tela evitando nuestro contacto directo.
Deja de torturarme de esta manera me dice con la voz entrecortada.
Decido acabar con su sufrimiento y le bajo el boxer. Paso mi lengua por todo el tronco. Lo miro lasciva mientras pone los ojos en blanco y tira la cabeza para atrás. Sigo con mi trabajo y le dedico unos segundos extras a su glande. Succiono intensamente y paro de vez en cuando para que no acabe en mi boca.
Acaricia mis pezones con la yema de sus dedos y se me eriza toda la piel. Siento escalofríos por toda mi espalda.
Empieza a pasar su lengua por mi cadera mientras me baja las bragas. Su lengua se posa en mi clítoris haciendo movimientos circulares. Gimo y él aumenta su intensidad. Me introduce un dedo por la vagina y con una exquisita coordinación alterna movimientos entre mi clítoris y mi vagina húmeda.
Estoy a punto de explotar, pero quiero sentirlo dentro primero. Así que lo miro directamente a los ojos esperando que entienda que es lo que quiero. Parece entenderme y dirige su miembro hacía mi entrada. Lo hace suave, sin querer hacerme daño. Poco a poco y una vez que mi vagina se acostumbra a su tamaño me la mete entera. Grito de dolor y placer al mismo tiempo. Quiero más, mucho más. Empieza a embestirme como si el mundo se acabara hoy. Como si fuésemos las dos últimas especies de la faz de la tierra a punto de desaparecer.
De repente quiero ser yo la que llevé el control y me pongo yo encíma. Parece que le gusta este cambio de última hora y se acomoda abajo.
Me muevo intensamente buscando mi propio placer. Buscando el máximo contacto entre su cuerpo y el mío. Buscando que su pene alcance aún más profundidad dentro de mí. Siento que me corro y gimo más fuerte, lo hago en su oreja y el estalla conmigo. Se corre dentro y me encanta.
Sudando y agotados dentro de su coche, nos miramos ansiosos esperando que se produzca un nuevo encuentro.
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