Era la primera vez que entraba dentro de ti. Llevaba años deseando hacerlo y por fin te tenía delante. Mis sentidos se agudizaron nada más hacerlo. Cuando posé mis insignificantes manos sobre ti supe que iba a ser algo mágico. Cada vez me pedías más y menos a la vez, una mezcla que me situaba aún más en tus adentros. Gozaba viendo cómo te revolucionabas una y otra vez. Entonces cogía con mi mano derecha y de una forma u otra lograba que te tranquilizaras. Aunque para que mentirnos, me encantaba ver cómo te acelerabas. Al principio admito que estaba un poco torpe, no sabía cómo tratarte para que te sintieras bien, pero con tu suavidad conseguimos congeniar. Estuvimos apenas 45 minutos juntos pero quedé prendada. Al pasar esos 45 minutos me retiré de tus adentros, me acerque a tu parte trasera y dándote un golpecito te dije “y que bonito eres Skoda”
Primera práctica del carnet de conducir
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