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Estridentes olvidos fríos
solo quedaron,
donde habían
aguas tatuadas
en aquellas
dos bellas estrellas
que todo miraban;
que sintieron los astros míos y
ahora danzan
como durmientes olvidos...
Hojas que caen y
se amontonan
en el musgo donde habitan
recuerdos,
barridas
por estos secos
olvidos desolados,
ahí inertes,
uno sobre otros;
como un lugar huracanado
de múltiples ruidos
molestos
que solo yo percibo.
Desterrados recuerdos
con violines transparentes
de amores—precisamente
es ahí,
que se entrevista la tristeza y
terriblemente
todo se va al diablo;
hacía los antros
amargos,
de los que solo el silencio
solitario y
áspero,
recobra olvidos.
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