Así la conocí,
golpeaba cada rincón
iluminado
de brillos desenfrenados
con su alejada voz
que caminaba; y
mecía mis manos
imperceptiblemente
como un rayo
de colores vivos.
Músicas flamantes
colgaban de sus ojos,
en oposición al viento
de sus caballos,
así la conocí.
Así la conocí,
caminaba entre flores,
árboles y nubes
realmente parecidas
a viejas fotografías y
montañas fantásticas
sujetándose de los besos
que le daba;
impacientemente
derramando y
saltando arco iris balanceantes,
justamente a mi rostro,
así la conocí.
Así la conocí,
parecida a un sonriente
espectáculo discreto de sensaciones
y armonías bellas;
cómodamente
petrificado de silencios,
fue la frase entre ella y yo.
Verdaderamente emulsionado
contra la tinta
curiosa de su figura
infinita de filosofía...
Entonces,
de manera que;
así
fue que la conocí.
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