Los Matte, la SIP y el Papel Confort
Por Pablo Gusmán
Enviado el 08/06/2016, clasificado en Reflexiones
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En el metro camino a casa, leyendo noticias en mi celular, en un día nublado y frío de primavera, viajando de pie, apretujado por los otros pasajeros leo sobre el Sr. Matte y la cagada del cartel del confort, me pongo a recordar y me da bronca cuantos traumas me han generado estos “mecenas nacionales”.
Tenía apenas 9 años cursaba 4 básico en las Escuela Guillermo Matta, en el barrio Matta Sur, en la calle Santa Rosa, edificio construido en la primera mitad del siglo XX, donde asistíamos niños del barrio y otros provenientes de poblaciones como la Pablo de Rocha, la San Gregorio, la Joao Goulart. No puedo olvidar la construcción de adobe que se llovía y donde los niños no podíamos caminar en los pasillos de la Escuela.
En un día de invierno llegue llorando a la escuela se había muerto mi perro, antes de irme al colegio me había consolado mi madre y mi abuela, y me padre me había dicho que no podía llorar por un animal; toda la caminata de seis cuadras, me fui llorando, al llegar al colegio como cualquier niño esperas que alguien te consuele, te arrulle, te hable con ternura, en cambio al llegar a la sala la Señorita Alexandra, en vez de preguntarme porque lloraba me envió a la dirección, donde al llegar lo primero que hace la directora fue preguntarme si yo y mis hermanos éramos del mismo padre, no conteste, y me envió con aun mayor pena a la sala de clases, al sentarme sólo me preguntaba qué quiso decir con eso: "si éramos del mismo padre".
Una señora me interrumpe y me pide permiso ya que se baja en la Estación Ñuble, miro y veo un Homecenter y recuerdo, que cuando era cabro chico había en ese lugar una barraca de fierro, muchas veces acompañe a mi viejo a comprar ahí.
Vuelvo a mis recuerdos de hace 33 años, en las cosas que tuve que aprender en esa escuela, la cercania con el estadio provoco que me acoradara de cuando nos llevaban ahí para aprender a marchar: "izquir; 1,2,3,4" donde un pelado nos gritoneaba ya que muchos no podíamos seguir el paso, esto sólo con el fin de desfilar delante de un militar que ocupaba un cargo en el ministerio de educación.
No puedo sacar de mi cabeza el día, que en quinto año, el profesor Mella me golpeo con una regla como castigo por correr en la sala de artes plásticas, este tipo de castigo era algo común, que realizaban todos los profesores de esta escuela, había visto muchas veces castigar de esta manera a Barra, Carrasco Garrido, Navarro, Torrejón, Torres, etc., no dije nada en casa tal vez el profesor tenía razón y estos golpes, en mi caso, se repitieron solo en forma ocasional, ya en el liceo me entere que esto era maltrato pedagógico, aunque ya era tarde.
He llegado a la estación Vicente Valdés debo hacer trasbordo, voy metido dentro del rebaño de gente, tal vez los profesores de la escuela tenían razón sseeria del montón, vivo en el paradero 23 de Vicuña Mackenna, llevo pagando mi casa 20 años y me quedan 5, tengo un SUV Chino, en mi cabeza resuena la voz Andrea, mi gorda, donde mi dice Negro, no eres un fracasado tienes tu profesión, tenemos nuestra casa, nuestro auto y a los niños estudiando en la Universidad.
Esto de ser udel montón me tiene cagado, partió en la escuela donde los profesores me decian que yo no seria nadie” ya que no era igual a Valdivia, Catril, Arroyo, Sanhueza, ellos era el ejemplo y los otros 41 éramos del montón, a quienes no invitaban a actos del colegio, no podíamos ser de la brigada escolar, a quienes los profesores ridiculizaban, a quienes cada cierto tiempo nos revisaban el cuello y las mangas de la camisa, nos sacaban los zapatos nos hurgaban la cabellera, para ver si estábamos "limpios" y no teníamos "piojos".
Soy un "vaca" pero me consuela ver a Valdivia el niño símbolo “cagado”, yo estudie Pedagogía en Historia y Geografía en el Pedagógico y soy profesor de educación media con orgulloso. Además, me siento feliz que además de mi, otro alumno del montón, "El Muñoz", sea exitoso, vive en Las Condes, en una gran casa, y tiene a sus hijos en el colegio donde yo hago clases; yo me acuerdo de él perfectamente, el lo sabe, pero yo jamás lo delataré que viene de esta escuelita, él ahora es un profesional respetado, que luce relojes de marcas, ternos a medida, maneja un Audi y se codea como todos los papás del colegio y pienso que es increíble que alguien del montón no sea un fracasado y se relacione con gente que nos trataba como basura.
Es San José de la Estrella debo bajarme y caminar hasta la calle Amapolas, voy caminando ya está cayendo la noche y vienen a mi aún más recuerdos como la sarta de mentiras que nos decían: que la masturbación era mala y un pecado y que con ella podíamos embarazar a alguien en una piscina, que los de la UP habían arruinado este país.
Llego a casa, la Gorda me da un beso mi mira y me pregunta Negro que te pasa y le digo que tengo pena, que el respeto y admiración que tenía por la familia Matte, cosa que me inculcaron en la escuela y que a pesar de lo mal que lo pase, aun conservaba, el día de hoy se ha esfumado por completo.
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