Denunciar relato
Y llega la noche
con su inmensa cantidad de gentes
que atacan mi mente y
mi cantar desolado;
fríos rotos
se meten en mi espalda y
siento
como muertes
que me llaman.
Y
llega lo noche,
con su estúpido manto
que es necesario y
querido,
con su aroma de repetitivas muertes
por el cáncer
que quiero tener;
cómodamente otro aire
se mete en mi espalda y
quiero vivir
para el desenlace.
Y llega la noche ya serena,
como desesperadamente
siempre la espero,
entre amargos requiebros y
dulces melodías,
frenéticas todas ellas...
—Mis noches.
Y llega la noche,
hora fecunda y familiar;
y gentes
deambulan por las calles y
yo sigo aquí;
con este frío desolado y
degollado—desnudo, por esta noche
que me llama cantor.
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