Diferentes

Éramos muy distintos el uno del otro, por eso, nunca pensé en que existiera la más mínima posibilidad de acabar juntos.

Mentiría si dijera que desde el primer momento captó mi atención, porque no fue asi. Más bien, fue a medida que iba transcurriendo el curso, cuando empecé a fijarme en él, pero nunca más allá de un interés hacia su personalidad, tan distinta a la mía, y su gran inteligencia.

Alguna que otra vez le observaba con timidez, y él me respondía con una mirada inexpresiva y seria, que me dejaba helada al instante.

Nunca tuve la intención de acercarme a hablarle, pues en cierto modo tenía miedo, pero por otro lado, no voy a negar, que sentía envidia de la gente que si le hablaba.

Fueron pasando los años de universidad y seguíamos sin hablarnos, hasta que un día, sin planearlo, lo hicimos.

Fue entonces cuando no pude negar que definitivamente, sentía una atracción inexplicable hacia él.

Aun así, nunca tuve la esperanza de que fuéramos a ser algo más que amigos, ya que él, para más inri, tenía fama de mujeriego. Yo no quería ser una más con la que pasará el rato, me valoraba mucho como para caer tan bajo, por lo que era razón suficiente para continuar negando lo innegable.

A partir de entonces, a medida que iban pasando los días, íbamos hablando más y más. Muchas veces era ´él quien buscaba una excusa para poder hablar con migo, mientras yo intentaba construir con todas mis fuerzas una muralla que me protegiera, intentando alejarme, para no salir herida, pero aun así, siempre conseguía derribarla.

Ahora, 8 años después seguimos juntos, desde que un 2 de febrero, decidimos empezar a escribir nuestra historia juntos.

Todo lo que dicen sobre los polos opuestos y de que, por mucha atracción que tengan entre sí, la probabilidad de que salga mal es ineludible, he de decir, que en mi caso, no fue asi, pues entre todas nuestras diferencias, encontré el verdadero amor.