Samantha estaba sentada sobre su mesa estudiando.
No podía concentrarse, hacía mucho calor.
El curso había ido muy mal y le habían quedado varias asignaturas para septiembre.
Mientras toda su familia se había ido de vacaciones a la costa, ella se quedó en casa para estudiar y poder salvar el curso.
Eran las doce de la noche, el calor no daba tregua, había mucho silencio, el edificio prácticamente estaba vacío.
De repente oye un grito desgarrador. Samantha se asusta, pero prefiere pensar que es su imaginación. Los gritos no cesan, parecen que son de una mujer, se asoma a la venta y ve a una extraña criatura atacando a una chica joven.
Sin embargo, Samantha en vez de reaccionar se quedó hipnotizada viendo a la criatura, sin moverse. Su mirada, desde la ventana, no podía dejar de observar a esa horrible criatura.
De repente, la criatura se da la vuelta y la mira, tiene los ojos rojos, como ensangrentados. Samantha no puede moverse, quiere hacerlo pero no puede.
En cuestión de segundos, la criatura da un saldo y se abalanza sobre Samantha.
La chica apareció muerta en su habitación, prácticamente irreconocible. Nada se supo de la criatura.
Nadie vio nada.
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