Mi luna colombiana

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Era una mañana de verano en la ciudad de México, mi empresa me pidió viajar a Colombia para representar legalmente un negocio importante. Aborde muy temprano mi avión y estaba casi vacío pero una dama morena clara de hermosos ojos me llamo la atención por el pasillo, se sentó justo a mi lado, pero en la otra fila de asientos. Me sonrió, y su mano dibujo un circulo con la mano extendida, yo sonreí también, diciendo un tímido “hola”, se puso los audífonos y abrió un libro de Garcia Márquez mientras yo miraba hacia el frente porque la azafata indicaba que ya íbamos a despegar.

No pude evitar recorrer con mi mirada todo su escultural cuerpo, desde sus hermosas y bien formadas piernas hasta su cuello delgado y excitante. Sus brazos finos broceados y su busto mediano me habían gustado mucho, sin mencionar que en ese hermoso vestido negro muy corto, su figura enamoraba a cualquiera, su pelo negro un tanto corto y su maquillaje suave, le daban un toque de elegancia que me enajenaban terriblemente.

Vi que cerró su libro y quedo inmóvil, sus ojos voltearon hacia mí y una sonrisa muy sensual salió de sus hermosos labios.

-¿Cuanto más tengo que fingir que leo este libro para que tú me hables? –Mi cuerpo se estremeció por un momento, sin embargo apartando los nervios le conteste.

-Quise invitarte una copa desde hace un tiempo, pero estabas muy entretenida leyendo tu libro y yo sé cuan exquisito es leer, así que no quise molestarte.

-Ok, me llamo Luna, y sí, disfruto leer a Garcia Márquez. Pero disfruto más una charla con un hombre interesante.

-David, no sé qué tan interesante puedo ser, pero te aseguro que platicando conmigo será muy difícil que te aburras.

Estrechamos la mano y me pase a su fila de asientos, me senté a su lado y percibí mas aun su perfume de Channel. Su belleza era impactante y sus ojos encantadores, alcé mi mano y pedí dos copas de vino blanco.

Platicamos mucho de nuestros trabajos y de detalles interesantes que teníamos en común, poco antes de aterrizar, nuestros rostros estaban muy cerca uno del otro y no dude ni un segundo en besarla.

Bajamos del avión tomados de la mano como dos enamorados de años, afuera del aeropuerto me esperaba un auto que la empresa había mandado para recogerme, le dije que se fuera conmigo para que el chofer la llevara a donde quisiera aunque mis planes eran llevarla a mi hotel.

-¿Donde te quedaras David?

-En un hotel que esta a unas cuadras de aquí, tal vez puedas tomarte una copa de vino conmigo ahí. –Acariciando su pierna y besando su cuello ella me abrazo con una sonrisa burlesca.

-Mi amor detesto los hoteles, por supuesto que nos tomaremos una copa de vino, pero será en mi casa. Claro… si así lo quieres.

Le sonreí y la abracé fuertemente, sintiendo que el calor de nuestros cuerpos iba en aumento, su aliento me estremecía cuando lo sentía rozar mi cuello, pero sus senos se ponían muy firmes cuando mi mano los acariciaba, la besé muy delicado como si fuera una muñeca de porcelana y eso era, su belleza era inimaginable y su cuerpo torneado era la mejor muestra colombiana de la escultura corporal.

Después de diez minutos y muchos y muy apasionados besos, llegamos a un edificio alto de cierto lujo, bajamos y le indique al chofer que pasara por mí ahí al siguiente día. Subimos el elevador aumentándonos la pasión con besos y caricias cada vez más calientes,  finalmente llegamos al 8º piso.

La llave de su departamento nos daba la bienvenida a una experiencia muy especial e inolvidable, entramos y una sala grande con un ventanal hermoso presumía la belleza de la ciudad en la noche, sirvió unas copas de monte xanic y se sentó a mi lado.

-Por el placer de conocerte

-Por el honor de conocerte Luna, y el placer que nos darán estas copas de vino.

Su sonrisa me inspiro a tomarla de la cintura y besarla delicadamente en los labios, mordiéndolos con suavidad, sus manos apartaron las copas y me rodearon el cuello. Se sentó sobre mí y me comenzó a desabotonar el saco, desanudo mi corbata y uno a uno, los botones de mi camisa cedían ante sus dedos.

Me quito la camisa y sus labios recorrían mi pecho mordiendo por momentos mis pezones, mis manos acariciaban sus hermosas piernas colombianas y deslizaban hacia arriba su vestido, deleitándome con la suavidad de su redondo y muy hermoso trasero. Me pare y subí mis manos hasta su espalda, baje el cierre de su vestido y este cayo sin oponer resistencia, el conjunto de su ropa interior era excitante, el encaje resaltaba aun mas su hermosa figura y mis manos la cubrían desde abajo hasta arriba.

Su mano tomo la mía y caminamos a su habitación, besándonos y acariciándonos parecíamos bailar un vals, hasta que sus piernas toparon con el orillero de su cama. La recosté con suavidad como si fuera una princesa y despacito me coloque sobre ella, besaba con lujo de detalle sus senos succionándolos aun con el bra puesto, sus manos me despojaban del pantalón el cual, cayó en los pies de la cama.

Con una mano en su espalda, desabroche su sostén y libere sus hermosos senos con unos pezones apuntando hacia el cielo, seguí besando su cuerpo pasando por su abdomen y ombligo. Mis manos recorrían sus piernas y mi boca las encontró sobre esa prenda hermosa y diminuta, mordí suavemente sobre su braga, los labios carnosos de su sexo, movía mi lengua localizando el botón de su placer haciéndolo endurecer.

Retire la diminuta prenda y el olor de su sexo me excitaron al máximo, subí mi boca a la suya y suavemente introduje mi pene en su estrecho y jugoso sexo, sentir su calor era tan excitante que por momentos mordía sus pezones haciéndola sollozar muy delicioso. Me quite el reloj y lo puse en su buro notando que eran las 9:12 de la noche, sabía que la tendría toda la noche así que no quise apurar nada, me deslizaba dentro de su sexo con pasión pero muy lento recorriendo su cuerpo con las yemas de mis dedos, besando su cuello estremeciéndola con mi aliento caliente.

Me introduje hasta el fondo de su ser y apretaba con mis manos sus pechos, su calor estaba al máximo y su humedad me estaba mojando los muslos, sus uñas se enterraban en mi espalda y sus jadeos me ensordecieron cuando su orgasmo se hizo presente, la penetre más a fondo haciéndola tocar por unos segundos el cielo, continúe, haciéndole el amor con mucha fineza hasta empaparme nuevamente de sus fluidos, mi cuerpo conectado al suyo no notaron cuanto tiempo había transcurrido y el tercer orgasmo la hizo desfallecer de placer casi alcanzando las 11 de la noche.

Mi cuerpo estaba a punto y ella me pidió terminar adentro, mis movimientos se hicieron más intensos y finalmente explote dentro de su sexo quedándome inerte encima de ella.

Recobrando el aliento sin Salirme de ella, nos dormimos casi una hora. De ahí, continuamos haciendo memorable el habernos conocido.

 

 

 

 

 


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