Inocencia

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Acababa de salir de una fiesta junto con un amigo, apenas eran las 9:30 pm, mi madre me había llamado para que viniera porque había sufrido un inconveniente y no podría buscarme más tarde, la idea de salir de aquella fiesta a una hora tan temprana fue algo decepcionante para mí y mi amigo que tenía que quedarse conmigo. En todo el camino no pare de quejarme de la sobreprotección que me da mi madre, “ya tengo 18, no soy un niño” le repetía una y otra vez a mi amigo que me prestaba atención y parecía tratar de calmarme, quería que comprendiera que tenía que comprenderla, que solo se preocupa por mi “tonterías” era lo único que yo decía con respecto a ella.

Mientras estábamos caminando escuchamos unos sonidos que parecía el llanto de un niño y justo eso es lo que era, un niño llorando en medio de la cera. Al acercarnos a ese niño (ya que se encontraba en nuestro camino) notamos que era uno de esos niños “especiales” y como vimos que no había nadie cerca nos acercamos para ver porque lloraba (aunque fuimos por iniciativa de mi amigo) después de preguntarle porque lloraba él nos contestó que se había perdido, le preguntamos donde vivía y el simplemente nos dijo que quería estar con su papá, le volvimos a preguntar su dirección y nos pidió muy amablemente que lo lleváramos con su papá (el niño se refería a él como “papito”)

Nos dio una dirección, no se encontraba muy lejos de allí, nos sonaba familiar, pero no sabíamos ciertamente él porque. Caminamos unas cuantas cuadras y llegamos a un pequeño parque, le preguntamos al niño donde estaba su padre, el niño dijo que viniéramos con él, entonces nos llevó dentro del parque hacia un árbol de mango que se encontraba cerca de unos columpios, nos comentó que ahí estaba su padre, nosotros le seguimos. Cuando estábamos frente al árbol el niño le empezó a cantar una canción de cumpleaños a aquel árbol, mi amigo y yo creíamos que era algún juego de aquel niño que debido  a su condición tal vez incluso había olvidado el motivo de su tristeza, tal vez se separó de su padre para ir al parque y se había perdido, el punto era que no sabíamos qué hacía.

El niño se volvió a acercar a nosotros, nos tomó de las manos y dijo que cantáramos, nosotros aunque algo extrañado lo hicimos, después de unos minutos de la canción el niño se acercó aún más  al árbol y empezó a abrazarlo. Mi amigo y yo seguíamos sin saber que hacia aquel niño, hasta que mi curiosidad me invadió y me le acerque al niño para preguntarle donde estaba su padre, el niño nos dijo que estaba allí, eso no respondió mi pregunta, el niño lo noto así que me tomo de la mano y me hizo tocar aquel árbol, cuando me acerque para tocarlo me di cuenta de que el árbol tenía algo grabado en el. Al verlo no pude contener mis sentimientos, las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos, mi amigo se dio cuenta, se acercó a mí y le mostré lo que había observado. Era un pequeño dibujo tallado en el árbol, se notaba que era muy simple, se había hecho rápidamente, el dibujo era de un hombre grande tomando de la mano a otro que debía ser un niño, debajo de este dibujo habían unas palabras que al leerlas hicieron que mi corazón palpitara más rápido de lo normal; “siempre juntos” eso era lo que decía, aquel niño nos miró llorar y nos preguntó el motivo de nuestro llanto, no pudimos responderle, en vez de eso le preguntamos a el niño que había pasado con su padre.

Nos dijo que su padre siempre lo traía allí cuando era pequeño, y que había dibujado eso en su último cumpleaños. También nos dijo que su padre ya no salía mucho, que se la pasaba todo el día en el hospital y que siempre que podía iba con su madre a visitarlo, él siempre le decía que cuando se recuperara lo traería otra vez al parque, pero que después de unos meses el se había dormido y no despertó más.  Mi amigo y yo no resistíamos las lágrimas, estábamos arrodillados viendo a aquel niño que con su rostro lleno de inocencia nos miraba sin entender porque estábamos así.

Le preguntamos por qué quería venir a este parque, él nos contestó que su padre estaba cumpliendo años ese día, así que quería felicitarlo, pero como no podía hacerlo porque su papa seguía “dormido” entonces quería visitarlo en ese parque, porque quería ver el dibujo que había hecho su padre, era “muy bonito” según aquel niño y decía que siempre que se sentía mal su madre lo traía a ese parque para ver el dibujo porque según ella, su padre siempre estará con él al igual que en aquel dibujo. Mi amigo no contuvo sus emociones y abrazo con fuerza al chico, al verlo no puede evitar hacer lo mismo, abrazamos al niño por unos minutos y luego este nos dijo que tenía sueño, le preguntamos nuevamente su dirección y él dijo que sabía llegar a su casa, nosotros le dijimos que lo acompañaríamos, en todo el camino el niño nos miraba con una sonrisa inocente que solo pueden tener los niños.

Antes de llegar a la casa del pequeño encontramos a una señora que parecía buscar a alguien, al vernos corrió rápidamente hacia el niño y lo abrazo y beso, se notaba que estaba preocupada por él.  Acompañamos a aquella mujer que no era otra más que la madre del niño. Cuando llegamos ella nos despidió con mucho agradecimiento, nos dijo si queríamos dinero o al menos un bocadillo, mi amigo y yo nos negamos, le explique que tenía que ir con mi madre.

Mi amigo me acompaño a casa, él iba a quedarse allí conmigo, cuando me miro me dijo que tocara la puerta, que el entraría después, sabía bien lo que yo pensaba y yo simplemente lo sonreí. Me acerque a la puerta y la toque con muchos ánimos, mi madre salió y me recibió con una cara de enojo, nos habíamos retrasado un poco y se veía que iba a regañarme, pero antes de que dijera una palabra la abrace con fuerza y no pude evitar dejar caer una lagrima de mis ojos mientras la abrazaba, ella aunque extrañada también me abrazo con fuerza, fue un abrazo largo y silencioso, no había que decir palabras para que entendiéramos lo que  estaba pasando, para entender lo que estábamos sintiendo. 


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