Pienso que para la mayoría de los que somos urbanitas, nos queda un reducto de vida natural, que puede parecer insignificante, pero no lo es, en mi humilde opinión.
Me refiero a las flores: cualquier día del año están ahí, no sólo con valor ornamental. Simbolizan el Amor, la Amistad y la Admiración.
Son un precioso regalo colorido que nos ofrece la naturaleza. Acompañan las peticiones de amor a futuros o actuales amantes, están presentes en las bodas en los ramos de las novias y adornando el entorno.
No pueden faltar en citas románticas más o menos íntimas...
Los camerinos y escenarios de los artistas reflejan su popularidad si están repletos de ellas.
Reconfortan a los enfermos en los hospitales. A las mujeres y a las madres les halagan como obsequio, por ejemplo en un ramo, siempre que sea de parte de personas queridas.
Nos alegran y perfuman los jardines y terrazas de nuestros hogares.
A los que somos lectores nos gusta esconder entre nuestras páginas favoritas, alguna rosa cuando se ha secado..
Y finalmente, el día que partimos de este mundo terrenal, nuestros seres más allegados nos despiden con ellas.
Seguro que se os ocurren más situaciones representativas de lo que trato decir.
¿ Podéis acaso imaginar un mundo desierto de flores sin entristeceros?
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