Parece una bella tarde, nublada y gris pero bella, no tengo nada mejor que hacer mas que sentarme en esta banca del parque a la espera de la primera gota de agua sobre mi rostro que anunciará mi regreso a casa.
A lo lejos aparece alguien conocido -¿es Ella?- me pregunto mientras intento enfocar mis ojos en mi objetivo, -si ¡Es Ella!- que extraña luce sin esa luz perfecta alrededor de su perfecta figura -Mirala- me repito -tiene esos pantalones ajustados que tanto le gusta usar y también usa el sueter que le regale hace años, luce fascinante aunque su atuendo no es nada del otro mundo-.
Pareciera que camina hacia mi, es como si esas noches en las que sufrí tanto y derramé cientas de lagrimas pidiendo al cielo que volviese a mi o que al menos me diese un pequeño instante para estar de nuevo a su lado.
Pareciera que me estuviese viendo, es como si todas esas noches en las que sus ojos terminaban justo encima de los mios se volvieran a escribir en papel y yo pudiese leerlos una y otra vez.
Pareciera que su gesto es confuso, como si viniese a hablar de lo nuestro, como si viniese a retomar lo que hace mucho tiempo dejamos atras, como si me amara de nuevo.
Pareciera, pero no es así, ella sigue de largo y nisiquiera toma importancia a todo lo que hago para llamar su atención, continúa caminando con ese contoneo que a cualquier hombre volvería loco, sigue su camino tan distanciado del mio, no voltea a verme y la veo desaparecer al final del sendero curveante del parque y una extraña sensación amarga vuelve a mi.
Parecieran cientas de cosas, pero solo eso...
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales