Carta abierta a la mujer que se llevó al hombre que no era mío

Eres preciosa. Y no solo por fuera, estoy completamente segura que también lo eres por dentro. Lo sé porque lo veo en su mirada. Hace tanto tiempo que no lo veía tan brillante que no puedo más que alegrarme. Ha cambiado, quizá tú lo hayas ayudado y aunque no estoy segura de si me gusta su forma de comportase, no puedo más que agradecerte la felicidad que parece irradiar.

El otro día vi, por error, su nuevo tatuaje. Es tu nombre. Siempre he odiado esos tatuajes porque nunca sabes lo que va a pasar, pero esa tinta en su brazo no la odié. Más bien me asustó. Él nunca ha sido muy valiente ¿sabes? Es más bien el tipo de hombre que piensa antes de hacer algo. Y ese tatuaje es como una señal. Una señal para ti, después de tantos años perdido te ha encontrado y te lo dice así, porque aunque no sea valiente es el hombre más visceral y romántico que he conocido.

Nunca me he parado a analizaros. Pero sé que sois felices y que siempre estáis juntos. Pero por favor déjame decirte algo.

Lo quiero, tú no lo sabes y ni siquiera me conoces, pero lo quiero. Y aunque me lo niego día sí y día también, no voy a mentirte: Es el hombre al que más he amado en mi vida. Es muy bueno y también es muy divertido aunque no lo aparente, tiene una fijación muy rara en aprender palabras nuevas y adora perder las horas tocando la guitarra, le gusta mucho la ropa, mucho más que a mí y seguro más que a ti, le apasionan las motos y vestir de cuero pero cuando te mira sabes que su corazón está lleno de un amor tan grande como abrumador.

Lo único que quiero pedirte es que no le hagas daño. Se lo han hecho muchas veces, yo intenté curarlo pero no era lo que él necesitaba. Cuídalo, cuídalo como si fuera el tesoro más preciado que tienes porque para él tú eres el suyo.