A dos días de su ultimo encuentro, se juntaron nuevamente, el día estaba frío incitaba a que los cuerpos se juntaran en busca de calor, mientras ella esperaba su llegada al cuarto, preparaba unos dulces que a él le gustaban, comieron mientras conversaban de su día, un día agotador para ambos en sus universidades, ella propuso que fumaran, mientras lo hacian ella lo beso, él la freno, le comenzó a sacar la ropa, la tomo en silencio de la mano, y caminaron en dirección al baño, él entro a la ducha preparo el agua, y la incitó a entrar, el agua corría por sus cuerpos llenos de deseo, se besaban y enjabonaban, la dio vuelta enjabono lentamente su espalda mientras baja a sus nalgas, la apretó con fuerza, la mojo, y como quien sabe lo que hace, comenzó a besar sus nalgas mientras la masturbaba, ya sin aguantar un segundo más la penetro lentamente, a él le excita hacerle sexo anal en la ducha, sintiendo que estaba apunto de irse, la dejo, salieron de la ducha, se secaron, y volvieron al cuarto, y desataron sus pasiones, la tenia totalmente ida y mojada, ella lamia y comía su miembro erecto, hasta el punto de no aguantar más y montarse en él, era una bestia que quería ser domada, él la puso en cuatro y tomo su pelo y la penetro fuertemente, ella gemía, mordía la almohada y lo rasguñaba solo del placer que él desencadenaba con cada embestida que le daba, ella no podía más y comenzó a masturbar lo, mientras le daba sexo oral, su único deseo era tomar toda su leche, él se fue, cayo rendido en la cama, aun bajo los efectos del sexo salvaje y su fumada, ella se durmió abrazándolo, ya pasada una hora despertó, se comenzaron a besar y se humedeció, lentamente él la recorrió desde su cuello, ya en su objetivo, comenzó a jugar con su lengua, haciendo que ella se hundiera en placer, el solo echo de verla disfrutar lo excito, tan duro estaba, que le provoco un excitante gemido, comenzó a embestirla salvajemente como a ella le gustaba, la cama sentía miedo de hacerlos caer, tanto que la hacia sonar, él solo grito me voy, y la lleno de su placer, ella aun agitada por su encuentro, le susurro “Te amo”, y él respondió “Te amo más”… Su salvaje encuentro nadie había escuchado, solo sus cuerpos cansados y rasguñados estaban de testigo, los vidrios empañados y una cama completamente desecha eran el resultado, dos personas dos cuerpos que amaban convertirse en uno, al final como después de cada encuentro, se vistieron y él la dejo en el metro…
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