EL MAL PADRE Y EL HIJO CONFUNDIDO (Obra de teatro)

INT. – NOCHE – AUTO

HIJO – ¿A dónde vamos?

PADRE – A que te saquen lo pelotudo.

HIJO – …

PADRE – Vamos a ver a una mujer muy amable que te va a hacer sentir especial.

HIJO – ¿Vamos a ver a la abuelita?

PADRE – (Gira la cabeza y lo observa por un momento muy serio, y después vuelve la vista hacia adelante) No, no vamos a lo de la abuelita.

HIJO – Ah, ¿entonces a quién?

PADRE – Ya te vas a enterar cuando lleguemos, vos no te preocupes, te va a gustar este lugar, quédate tranquilo.

HIJO – A mí me gusta la casa de la abuelita.

PADRE – Que no es la casa de la abuelita te dije.

HIJO – Ok, ¿estás enojado?

PADRE – (da un suspiro) No, no estoy enojado, aunque no me gustó mucho que anduvieras jugando con las cosas viejas del altillo, las del abuelo.

HIJO – Perdón, pero no rompí nada, solo estaba viendo, no pasó nada.

PADRE – ¿No te acordas de nada entonces?

HIJO – ¿Acordarme de qué?

PADRE – Nada, no importa, simplemente prométeme que no lo vas a volver a hacer.

HIJO – Lo prometo.

PADRE – Una cosa más, vas a tener que prometerme que no le vas a decir nada a tu madre todo esto que vamos a hacer ahora, ¿está claro?

HIJO – Bueno, ¿pero qué es lo que vamos a hacer?

PADRE – Vos simplemente no le contes nada.

HIJO – Ok.

PADRE – Te vamos a hacer un hombre de una vez por todas.

HIJO – Pero yo ya soy un hombre.

PADRE – No, sos un pendejo inmaduro, pero quédate tranquilo vamos a solucionar eso.

HIJO – (muy despacio y para sí mismo) ¿No soy un hombre?

PADRE – No, todavía no, y no discutas con tu padre.

HIJO – Ok. ¿Por qué no lo podemos contar nada a mama? ¿Es una sorpresa para ella?

PADRE – Bueno, más o menos, pero igual vos no le digas nada.

HIJO – OK.