Un respiro

No quería decir nada. Estuve años evitándote. Mas bien, evitando extrañarte. Creí que era estúpida, que era débil o incluso ridícula. Pero todo tiene su límite.

He llorado hace poco, no alcancé a sacar las lágrimas de estos nueve años sin ti pero me sentí aliviada. Suelo guardarme las cosas y me han dicho que eso no está bien. Lo comprendo pero ¿cómo sacarlo todo de una y no morir en el intento? ¿cómo evitar daños colaterales? Me he hecho la idea de que algún día encontraré la manera de terminar con esto, al menos ya entendí que soy yo la que tiene que hacer algo, es sólo que creo que nadie me va a entender.

Siempre te dicen que te entienden pero no es cierto, no es que no aprecie su apoyo o momentos de alegría pero nadie puede entender cuando te duele el alma.

Y es ahí donde me alejo, y voy y vuelvo y a veces creo que estoy curada pero siempre regresas tú, a veces en mis sueños, a veces en las palabras de mi madre, pero estás presente, y me duele no poder verte y no poder gritarlo a los cuatro vientos, me diste alegrías, quizá los mejores trece años de mida ¿y ahora qué? Ya no estás y eso duele.

Me gustaría creer que vuelves para alegrarme cuando estoy triste, pero déjame decirte que es peor porque más te extraño.

Que absurdo es creer que puedes leer esto pero como dije antes,  me he guardado mucho, y se está volviendo tóxico, necesitaba un respiro.