Cajita de Recuerdos

Y si, aquí estoy de nuevo, secando mis lágrimas, abrazando a otros con la intención de consolar y usando esa frase tan trillada “mi más sentido pésame”. Frase que no entiendo, no quiero y no pienso entender.

Otro golpe al corazón, otro espacio vacío en la mesa. No soporto ver como se corre el maquillaje de mi esposa una vez mas, empiezo a pensar que las frases se me acaban, ya no se que decirle, solo la abrazo con más fuerza cada vez.

Pero hay algo que debo entender, entre más crezco, más viejo me hago y por efecto valoró mas las cosas. Soy padre, soy esposo, hijo, primo, aun soy nieto y todos esos títulos solo me dicen algo; PREPARATE, se vienen más dolores, más golpes al corazón, mas destrucción interna. Mis lágrimas serán derramadas en más ocasiones. Algo que no es malo, ya que me deja claro algo. Estoy vivo.

 Al parecer descubrí el costo por vivir, ese precio que debemos pagar por todas las risas, los buenos momentos, los detalles que se quedan grabados en la capa más profunda del corazón.

Recordar los olores de ellos, sentir su piel cálida y suave, ver como su cabello se mueve al ritmo del aire. Escucharlos reír, escucharlos hablar, gritar. Ver su ceño fruncirse por estar enojados, verlos llorar de tristeza, de enojo y de felicidad. Todo eso y más cosas que podrían cansarme de enumerar, son detalles muy importantes, que a veces los dejamos pasar por nuestra vista como detalles insignificantes, pero en estos momentos es cuando debemos sacarlos de esa cajita nuestra llamada “Recuerdos” y empezar a alimentarnos de ellos.

Es el momento  de empezar a llenar nuestras cajitas, de recuerdos, de alegrias, de risas; empezar a hacer un ahorro de felicidad para en estos momento pagar este duro dolor.

Llegue a esa conclusión entre café y flores con olor amargo, entre vestimentas de color negro y cirios encendidos. Si, de nuevo parados en este crudo ambiente, caracteristico por abrirnos el alma y partirnos el corazón...